El profeta del tuit papal y el periodismo que lo persigue


Si no has visto este tuit a estas alturas, es porque, supongo, acabas de llegar del espacio exterior.

https://twitter.com/YolandaDeMena/status/300923731092598786

En efecto, está colgado el 11 de febrero de 2013 a las 11:06 (hora Reino Unido) y sí, eso fue hace más de un mes. Lo vi por primera vez como una imagen adjuntada en un tuit del brillante Fantantonio. Pensé que podría tener truco, así que busqué en Twitter el mensaje original, que es justo el que veis arriba. En efecto, existía y correspondía exactamente con la imagen. Reculé un poco al ver que su autora, Yolanda de Mena, y su novio, Alejandro R. de Cabo son estudiantes de Publicidad. Busqué herramientas en Internet que pudieran insertar tuits en fechas anteriores y que pudieran modificar la hora. No encontré nada. Entonces pensé que, o era cierto, cosa que, al fin y al cabo, era posible en cuanto indagamos un poco sobre la construcción de los sueños, o habían hackeado Twitter. Pero por sus fotos no los veía yo con pinta de hackear nada, la verdad. También pensé que quizás tuvieran un amigo informático… Pero ahí es cuando uno debe detenerse y aplicar el principio de la navaja de Ockham:

cuando dos teorías en igualdad de condiciones tienen las mismas consecuencias, la teoría más simple tiene más probabilidades de ser correcta que la compleja.

En estas últimas 24 horas, he leído de todo sobre el tuit. Algunos nos hemos sorprendido y a la vez reído: yo, por ejemplo, he pedido a Alejandro, nuestro nuevo pulpo Paul, que sueñe con la décima. Unos han visto algo divino en ello; otros han montado auténticas teorías conspiranóicas sobre cómo la Iglesia ha debido de pagar una gran suma de dinero a Twitter para que modifique la hora del tuit y obre el milagro, ya que el camino del Señor anda corto de feligreses en los últimos años. Dentro del escepticismo, lógicamente, están los que no se lo creen porque no entra dentro del raciocinio. Desde luego, no entra dentro del raciocinio de nadie. Me parece bien. Uno es libre de creérselo o no. De lo que uno no es tan libre es de acusar a la pareja de mentir sin aportar pruebas. Y uno es todavía menos libre de acusarlos y de no aportar pruebas si además es periodista. Y eso es, exactamente, lo que hizo ayer la periodista Marta Pastor.

Pastor no ha partido de una premisa, sino de una conclusión, algo inaceptable en periodismo. Para ella el tuit está trucado. Uno puede creer que algo es falso -y el tuit tiene todos los ingredientes para dudar sobre él- y, a partir de ahí, encontrar argumentos que demuestren su falsedad o que, al menos, establezcan una duda razonable sobre la veracidad de un hecho. Esas dudas suscitan nuevas preguntas que han de ser respondidas para alcanzar la verdad. El problema de Pastor no sólo es que no demuestra nada, sino que no aporta el más mínimo argumento más allá de su propia convicción. En castellano paladín: Pastor dice que eso es falso porque sí. El motivo: que los dos jóvenes quieren conseguir notoriedad y saben cómo hacerlo. Y punto.

Pero yo no escribiría esto si no fuera por la inaceptable y torticera táctica que la periodista ha utilizado para desacreditar a los dos estudiantes. Para ello, lo primero que hace es escribir un post titulado «Como escribir un tweet falso: La Falsa Profecía del nombre del Papa en twitter«. En él, incluye un vídeo que demuestra cómo modificar el texto de cualquier tuit. Lo que Pastor no cuenta en ese momento es que ella sabe que ese vídeo es falso. Pero como su post lo plantea como si fuera cierto, los comentarios de su blog no se hacen esperar y desnudan rápidamente la mentira de dicho vídeo, que resumo para que no perdáis cinco minutos de vuestra vida: se puede cambiar el texto de un tuit pero sólo lo ve quien lo modifica porque el cambio es local, en su ordenador. Al recargar la página, vuelve el tuit original. Nadie, en ningún otro ordenador, nunca, puede ver el tuit reescrito temporalmente. Es decir: el método que Pastor asegura que los chicos han utilizado para trucar el tuit no funciona y ella lo sabe.

Pero no todo el mundo lee los comentarios. Así que mucha gente que lee a la periodista piensa que ella ha logrado desenmascarar el truco de estos chavales cuando, en realidad, lo que ha hecho es mentir. Pero es que, aunque en efecto ese vídeo fuera cierto, Pastor no habría demostrado que ellos hubieran utilizado ese truco. Y entonces, comienzan a lloverles insultos a ellos. Pero supongo que para Pastor es un daño colateral aceptable ya que ella parte de la premisa de que ellos mienten.

Encima, no todo el que ha leído el primer post leerá el segundo, por lo que muchos no sabrán que el primero era, en realidad, una farsa intencionada. El siguiente artículo, publicado también ayer, se llama, agárrense, «A una gran mentira, otra gran mentira«. En él, reconoce que el post del vídeo era mentira y que tenía como objetivo demostrar que alcanzar notoriedad es muy fácil a partir de un evento importante. Asegura que el blog había tenido 4.000 visitas únicas hasta ese momento. En pocas palabras: reconoce que ha mentido para tener notoriedad. Y es ahí cuando nos enteramos de que le importan un pepino demostrar que el tuit es falso, aunque sigue pensando que lo es. Por eso el título: a una gran mentira (el tuit), otra gran mentira (su post). Para demostrar que no todo vale, Pastor ha utilizado el camino que no vale.

Es lamentable que un periodista combata una mentira con otra mentira y no con la verdad. Mentir es cómodo y se puede hacer desde el sofá. Que un profesional esté seguro o no de la veracidad de algo es totalmente irrelevante: la verdad y la mentira están siempre fuera del periodista, nunca dentro. Las convicciones personales no dan vía libre para escribir lo que a uno le dé la gana sin haber siquiera intentado demostrar que, en efecto, algo es falso. Uno es periodista las 24 horas del día, siete días a la semana. Igual que un médico en su día libre debe practicar un boca a boca en el metro, igual que un policía fuera de servicio debe impedir un delito, todo lo que un periodista escriba en un periódico, en una revista, en un blog, o en su lista de la compra, se puede volver en su contra. Por tanto, nos debe importar lo que piensen de nosotros: es el medidor más fiable de la credibilidad. Una credibilidad que cuesta años ganar y que se pierde con un par de artículos mal calculados.

ellaspuedenMarta Pastor se equivoca gravemente si piensa que puede disociar su blog de su profesión, es decir, de su credibilidad. Mucho más cuando tiene banners, como el que acompaña estas líneas, que identifican a la autora con su trabajo en una empresa concreta. Marta ha atacado a dos chavales sin ningún tipo de prueba. Ha asegurado que mienten. No ha aportado nada que sustente dicha afirmación. Lo que ha escrito nunca lo sostendría el papel de periódico. Ha mandado, seguro que sin intención pero no sin responsabilidad, hordas de insultos en bocas de otros porque han creído que ella, cuando mentía con alevosía, decía la verdad. Y lo peor es que no le importa. No le interesa saber la verdad. Joder, Marta, pareces un político.

El día que el papa me robó dos chicas


papa-francisco-i-1-640x640x80Francisco ha llegado como llegan todos los argentinos: robando las chicas. Esto es así. Una verdad global, científica e inmutable a pesar del paso del tiempo. Si el argentino esquía, porque esquía; si hace surf, porque hace surf; si dice ‘che’, porque dice ‘che’; si baila tango, porque baila tango; y si es papa, porque es papa. Siempre ganan. Los saben en Buenos Aires y en Roma, y como lo saben en Roma, lo han nombrado papa. Repito: esto es así. Para colmo, ese apellido que deja en desuso, Bergoglio, que delata su ascendencia italiana. Qué sangre tan peligrosa debe de correr por sus venas. No me extraña que hasta los cardenales hayan querido hacerle papa. Con tal de besar su mano, lo que haga falta. ¿Y esa verbigracia, eh?

Sabéis que el deber de un cónclave es dar un obispo a Roma y parece que mis hermanos cardenales han ido a buscarlo al fin del mundo, pero ya estamos aquí.

«Boludos», seguro que pensó en añadir al final de su frase. En plan guasa. Se contendría. Pero vayamos al enorme disgusto que me ha causado el nombramiento de este nuevo papa.

Ayer por la noche había quedado yo, por fin, después de mucha piedra picada, con dos mujeres. Dos. No una, que está como muy visto; ni tres, que me han contado que es inabarcable. Dos. Y no dos cualquiera, pues de ‘cualquieras’ están llenos los bares. Dos bellezas al cubo, de las que deberían tener un seguro a todo riesgo para pisar las aceras. Iba a ir yo, pintón, con esas dos cinceladas perfecciones a cada lado, presumiendo por la noche de Madrid, abriéndonos paso entre la muchedumbre. Vamos, me río yo de Moisés y el Mar Rojo. Ya fantaseaba con la estampa de nuestros pasos quebrando cuellos por la gélida Gran Vía, dislocando mandíbulas y ejecutando envidias. Vamos, que una mirada hacia atrás después de caminar 200 metros, la firmaría Picasso.

Había dedicado yo veintisiete segundos a elegir mi mejor camisa. Había dado lustre, esplendor y hasta prestigio a esos zapatos que sólo me he puesto en el bautizo de ese hijo que no tengo y que, si algún día llega, espero que no me dé el susto de aparecer con la mili hecha. La ropa interior, impecable, con el elástico bien prieto. Los calcetines, seminuevos, entre 5.000 y 10.000 kms. máximo, sin tomates vergonzantes. Me metí en la ducha y me froté bien los sobacos. Incluso me lavé el pelo. ¡Me peiné! Arranqué las garras de los pies, y recorte esos salientes de los dedos de las manos que siempre he usado para tocar el flamenco que nunca aprendí. Retoqué esos pelillos de la nariz que, de pequeño, siempre me parecieron enormes percebes en la prominencia de José Luis, un viejo amigo de mi padre. Tuve, incluso, el detalle minimalista de los bastoncillos para las orejas. Quedé yo tan aseado, que si me colocan en una estantería del Carrefour, paso por toallitas higiénicas.

¿Y qué falló? Pues que ‘Habemus papam’. Fumata blanca. Que hay Franciscus. Vamos, que hay noticia de última hora y mis amigas son periodistas. ¿Y qué? Os preguntaréis. Pues que además de periodistas, tienen trabajo. ¿Y qué? Insistiréis. ¡Pues que resulta que trabajan en lo suyo! ¿Se puede tener tanta mala suerte en tan poco tiempo? ¿Alguien puede hacerme el favor de calcular la probabilidad que hay de que un papa renuncie a su cargo por primera vez en 598 años y el sucesor sea elegido en la misma tarde que quedo con dos mujeres que son periodistas, tienen trabajo y encima de lo suyo? ¡Si es que sólo podía ser argentino!

La espiral del silencio de Ponferrada


psoe_iap_ ponferradaLas elecciones en Ponferrada de 2011 introdujeron en el consistorio un nuevo partido, el IAP, liderado por Ismael Álvarez. Casi 6.000 ponferradinos decidieron depositar en él su confianza, algo más de un 16% del censo electoral. Como ya se sabe, Álvarez fue condenado en 2002 por acoso sexual a Nevenka Fernández. En noviembre de 2003, el Tribunal Supremo rebajó la multa de 5.780 euros a 2.160 porque consideró que, al no haber relación jerárquica entre un alcalde y un concejal, no se podía establecer el agravante descrito en el Artículo 184.1 del Código Penal. Mantuvo la indemnización de 12.000 euros.

Resultados electorales de las elecciones en Ponferrada 2011. Imagen sacada de lainformacion.com
Resultados electorales de las elecciones en Ponferrada 2011 y anteriores. Imagen sacada de lainformacion.com.

La semana pasada, los partidos PSOE e IAP realizaron una maniobra política legal, la moción de censura, para sacar del poder al PP, que había ganado las elecciones con 12 escaños. En ella, condicionaban el acuerdo a que Ismael Álvarez dejara la política, término que él acepto. En las cabezas de la formación socialista, y todo apunta que incluida la de Rubalcaba, la jugada y el discurso se imaginaban loables: se sacaría de la paralización y el desgobierno en el que estaba inmerso el ayuntamiento -según palabras del propio Rubalcaba- y, de paso, se forzaba la salida de la política de una persona con antecedentes por acoso. Como es sabido, la representación estética les ha estallado en las manos. Desde Ferraz presionaron para que Samuel Folgueral, líder del PSOE en Ponferrada, dejara el cargo. Pero éste y todos los concejales socialistas con él, han dejado el partido para quedarse con el poder y se defienden acusando: todos en el partido estaban al tanto de la moción y, cuando han visto las consecuencias, han reculado. Elena Valenciano, según parece, siempre se mostró en contra de dicha moción. Es, como mínimo hipócrita, que el PSOE haya orquestado esta opereta mientras mantiene en el cargo de secretario general del PSE, José Eguiguren, que fue condenado hace 20 años por pegar a su mujer. Serían otros tiempos.

En cualquier caso, el acuerdo me pareció desde el primer momento llamativamente grave y, para preparar este post, consulté anoche a Marta González-Llera, jurista, sobre el asunto. Nadie, que yo sepa, se ha atrevido a decir en voz alta que Ismael Álvarez tiene derecho a la participación política. Nadie, hasta esta mañana Arcadi Espada, en su artículo Acosadores. Todos, principalmente los periodistas, envueltos en la espiral del silencio de Elisabeth Noelle-Neumann, quien estudió la opinión pública como

una forma de control social en la que los individuos adaptan su comportamiento a las actitudes predominantes sobre lo que es aceptable y lo que no.

Los políticos moldean su discurso según dicha opinión, y cuando ésta prima por encima de todo, y los políticos no lo evitan, lo puede hacer incluso por encima de la ley. Así, lo que ha hecho el PSOE ha sido, sin querer, lanzar un misil sobre la linea de flotación de nuestro sistema de reinserción social, amparado por la Constitución en su Artículo 25.2. Es cierto que Álvarez ha podido presentarse a las elecciones y que, en teoría, ese derecho no se le ha conculcado. Pero desde el momento en el que su desaparición de la vida pública es un condicionante para llegar a un acuerdo, se demuestra que ese derecho no puede ejercerlo con la total libertad con la que lo haría cualquier otro ciudadano a pesar de tener el mismo derecho a hacerlo. Tocqueville lo vio muy claro en su libro La democracia en América:

Por inicua o irrazonable que sea la medida que os afecte, tendréis que someteros a ella [o huir. <Qué es eso sino la esencia misma de la tiranía bajo las formas de la libertad>].

Álvarez podría haber optado por no aceptar el acuerdo, desde luego. Pero si, por ejemplo, no se aceptan iniciativas legislativas que su grupo proponga por su delito anterior para presionarle y sacarlo de la política, se está vulnerando el espíritu de la reinserción que nuestra socialdemocracia, y nuestro sistema legal, promueven y defienden. Una reinserción que, en según qué casos, parece ser de estética menos dañina. Y eso no vale. Desde el punto de vista de lo público, no vale que para unos, como Álvarez, sea una condena de por vida y, para otros, sea el camino a la paz. Porque eso es exactamente lo que estamos viviendo 400 kilómetros al este de Ponferrada. En el País Vasco, el PSE -y el PSOE a nivel nacional- ven con buenos ojos la entrada del entorno de ETA en las instituciones. Con sus condenas cumplidas. El ejemplo perfecto del reinsertado vasco es, paradójicamente, el asesino haciendo política.

Puede llegar el día en el que un terrorista con quince asesinatos en su mochila, y sin haber mostrado el más mínimo de los arrepentimientos, recoja su acta de concejal. ¿Y entonces? ¿Será un triunfo de la sociedad? ¿Será la victoria definitiva contra el terrorismo? ¿Será una victoria política de la democracia que delincuentes que han cumplido su condena puedan gobernar?

No. Será de nuevo, ya lo es en términos distintos al de Ponferrada, la espiral del silencio.

Lamentable equidistancia periodística


El Artículo de 233 de la Constitución de Venezuela dice exactamente lo siguiente:

Art. 233 Constitución de Venezuela

Nos interesa el segundo párrafo:

Cuando se produzca la falta absoluta del Presidente electo o Presidente electa antes de tomar posesión, se procederá a una nueva elección universal, directa y secreta dentro de los treinta días consecutivos siguientes. Mientras se elige y toma posesión el nuevo Presidente o la nueva Presidenta, se encargará de la Presidencia de la República el Presidente o Presidenta de la Asamblea Nacional.

La «falta absoluta» quiere decir que aquél que ha sido elegido para un mandato presidencial concreto, no puede ejercerlo o se ve obligado a dejar de ejercerlo. El caso de Chávez es la única falta absoluta de la que no se vuelve. Ha quedado claro, por tanto, que los bolivarianos han optado por aplicar el tercer párrafo y no el segundo, es decir, se han saltado la Constitución que ellos mismos redactaron a su imagen y semejanza.

Pues bien, José Ángel Abad, en su reportaje desde Venzuela para Antena 3 Noticias, ha afirmado que Henrique Capriles «ha tildado de inconstitucional» el hecho de que Maduro haya sido nombrado Presidente de Venezuela para estos próximos treinta días antes de celebrarse las nuevas elecciones. Ya desde Madrid, el presentador ha dado a entender, como Abad, que lo de Capriles es una versión. Es la asquerosa y automática equidistancia del periodismo. Lo de Capriles, como se ha expuesto anteriormente, no es una versión, sino la lectura directa y clara de la ley. Y el periodismo envía el mensaje erróneo al telespectador, como si la ley pudiera ser una interpretación de los hechos. El periodismo, en estos casos, sólo puede hacer una cosa: denunciar la ilegalidad.

Para tener perspectiva de todo lo anterior, pondré un ejemplo claro y simple. Supongamos que mato a una persona y Antena 3 entrevista a mi vecino. Éste, que es tonto, dice que a lo mejor eso de matar no es ilegal. Y van los periodistas, y afirman que, según mi vecino, a lo mejor lo que he hecho no es un delito. ¡Siguiente noticia!

Hugo Mártir


campaa_en_caracas_fb__3318Hugo Chávez no ha muerto. Ha sido asesinado. En esto ha consistido el burdo montaje del gobierno para convertir el cáncer de Chávez en veneno imperialista: los revolucionarios mueren asesinados por el capitalismo, nunca se los lleva por delante una enfermedad. Eso es de burgueses.

Chávez se sirvió de la democracia en 1999 para llegar al poder después de intentarlo en 1992 con un golpe de Estado. La Constitución Venezolana no le habría permitido seguir en el cargo más de 10 años, así que la cambió para perpetuarse. Para lograrlo, se sirvió de un mensaje de odio y del culto a la personalidad que rodea a todo populista: el poder es del pueblo y él canaliza sus voluntades. Y lo hace de tal forma que el personaje se percibe imprescindible. Así, el poder se funde con el líder y el pueblo se confunde con él hasta el punto de gritar «Yo soy Chávez» en una noche como la de ayer en las calles de Caracas. Una simbiosis perfecta con un mensaje perverso, ya que que para él, el pueblo eran aquellos que le votaban, aquellos que le seguían. El resto, son capitalistas de un sistema que hay que derrocar y, por tanto, son elementos a los que se puede eliminar. Esta delegación ciudadana de responsabilidades es lo que ha convertido a Venezuela en el país que es hoy: una tiranía que despeña al país hacia una guerra civil.

Ojalá estuviera exagerando. En una democracia, la violencia es monopolio del Estado. Chávez revocó ese monopolio y entregó fusiles al pueblo. «El pueblo en armas», como él lo llamaba. Distintos grupos violentos que ya existían abrazaron la revolución bolivariana y el expresidente les entregó las armas. Controlan barrios enteros donde la policía no se atreve ni a entrar. Todos, sin excepción, dan por hecho que, si gana la oposición algún día, irán a por ellos. Y están dispuestos a defenderse con esas armas que ya tienen. Y a actuar antes de que eso ocurra. De esos grupos paramilitares, algunos muy radicales, han llegado incluso críticas al propio chavismo, que tiene también sus propias tensiones internas. Los venezolanos que se han ido de su país lo han hecho por la inseguridad ciudadana. Caracas es una ciudad donde la gente va de casa al trabajo y del trabajo a casa y, como mucho, a casa de unos amigos. Una ciudad donde pararse en un semáforo es jugarse la vida, y salir a determinadas horas, un auténtico suicidio. Barrios fortificados con alambres de espino y seguridad privada armada.

La abolición de la democracia

Sin embargo, el verdadero problema de Venezuela es de mucho mayor calado político. En 2004, Chávez agregó 12 cargos a los 20 del Tribunal Supremo, todos adeptos al régimen. A partir de entonces, el Ejecutivo actuó a sus anchas. Tribunales inferiores comenzaron a recibir presiones para no emitir pronunciamientos que disgustasen al gobierno, según Humans Right Watch (HRW). De hecho, una juez, María Lourdes Afiuni, fue arrestada en 2009 y pasó un año en prisión preventiva por conceder libertad condicional a un crítico del gobierno que llevaba tres años en prisión sin haber sido juzgado. Hoy, la juez está bajo arresto domiciliario. Chávez, públicamente, había exigido para ella una condena de 30 años.

Suspendió canales y medios de comunicación críticos. En el artículo 27.4 de la Ley de Responsabilidad Social en Radio, Televisión y Medios Electrónicos, se prohíbe la difusión de mensajes que:

Fomenten zozobra en la ciudadanía o alteren el orden público.

Aquella ley se ha convertido en una auténtica mordaza, como se la llamó en su momento. Aumentaron de uno a seis los canales favorables al Movimiento, donde la propaganda televisiva en torno a Chávez es absolutamente totalitaria. El culto a la personalidad y a las ideas de la revolución es nauseabunda. No se necesitan más de un par de minutos delante de ella para darse cuenta de la gravedad social que se ha construido en los últimos 15 años. Se cepilló el canal más antiguo del país, RCTV, por sus críticas a su gobierno. Así, tan sólo quedó Globovisión como medio importante. También fue a por ellos.

Nicolás Maduro, el sucesor de Chávez para las próximas elecciones que se celebrarán en un mes, dijo en 2008 que

cualquier extranjero que venga a opinar en contra de nuestra patria será expulsado de manera inmediata.

Lo dijo a propósito de la reciente expulsión de un equipo de HRW que había realizado un informe denunciando la situación de los Derechos Humanos allí.

Chávez creó un movimiento que perdurará más allá de su muerte. Un movimiento que no tiene otro objetivo que el culto a la personalidad para perpetuarse en el poder a través de la concentración de poderes manteniendo como reo al pueblo. Nunca dejarán el poder si pierden unas elecciones. Ese pueblo, ya adoctrinado, tomará las calles para que no se lo roben. Chávez ya de por sí era un icono, y ahora ha llegado el momento de mitificarlo. Y siempre es más fácil cuando se es un mártir. De ahí que se difundiera el mensaje de su asesinato por el imperialismo para, más tarde, anunciar su muerte.

Por todo lo anterior, es tan lamentable leer, por ejemplo, a Ignacio Escolar:

Como si el formalismo del voto fuera lo que define a un país como democrático. Ya dijo Tocqueville que el totalitarismo más peligroso es aquel que se disfraza de democracia. Chávez, el tirano, lo hizo a la perfección.

Con la manta a la cabeza


Oriol Junqueras y Artur Mas.
Oriol Junqueras y Artur Mas.

Hay dos clases de hombres: los que cavan para encontrar petróleo y los que cavan su propia tumba. Aunque parezca mentira, está por ver de qué tipo es Artur Mas. Su fracaso electoral no le frenó y, a pesar de que afirmó que debía tener una mayoría excepcional para liderar el proceso secesionista, a pesar de que CiU ha pasado de 62 a 50 escaños, Mas se ha apoyado y excusado en la fuerte subida de ERC para ser nombrado presidente. Es decir, pudiendo haberse bajado de la burra, como prometió si no lograba su mayoría, ha decidido seguir liado con la manta a la cabeza. ¿Por qué? Parece que para minimizar el desgaste, motivo primario por el cual, en un principio, convocó las elecciones.

Si me preguntan mi opinión, creo que la jugada de Mas consiste en salvar los primeros dos años de gobierno. Se espera que, para entonces, la economía haya mejorado lo suficiente y se comience a crear empleo o, al menos, a no destruirlo. El nivel de descontento y protesta social habrá disminuido notablemente porque uno de sus principales catalizadores, ERC, apoya el gobierno y aprueba los presupuestos. No en vano, Esquerra ha calificado estos prespuestos como presupuestos de resistencia, donde la asfixia de las finanzas de la Generalitat no se deben solo a la crisis,

sino sobre todo por las deudas impagadas del Estado, que son enormes, y también por un expolio fiscal insoportable.

Así, serán dos años de mayor tranquilidad para Mas, aunque las tensiones se vivan a partir de ahora con sus socios de gobierno, de puertas para adentro, más fáciles de lidiar que las manifestaciones. Esas tensiones, según mejore la economía y la protesta callejera disminuya, podrían romper las cuerdas con ERC: a mayor recuperación económica, menor desgaste. Será entonces cuando llegue el momento de la verdad para el actual gobierno catalán: si rompen con ERC, no habrá referéndum; si continúan con lo anunciado, no tendrán más remedio que llegar a un verdadero enfrentamiento con el gobierno central. Y tienen todas las de perder.

En Esquerra, por supuesto, no son tontos. También les conviene el acuerdo con CiU porque, aún sabiendo que puede no cumplirse, podrán sacar rédito político culpando a Convergencia de ello. Son conscientes de que la ruptura de gobierno precipitaría la caída de Mas. Si PSC o PP no lo evitaran, habría unas nuevas elecciones donde ERC, tras pasar de 10 a 21 escaños y aumentar su porcentaje de voto en un 126% en la última convocatoria, espera captar una parte importante procedente de la promesa autodeterminista incumplida de CiU.

Niño judío, niño catalán


El ex-alcalde de La Coruña, Francisco Vázquez, se ha despachado a gusto en la TVG al afirmar que (video, minuto 23:10) no aprecia ninguna diferencia

entre un judío con estrella amarilla perseguido por los nazis, y un niño castigado, por hablar en castellano, en el patio del recreo.

Se debería reconducir el debate antes de empezar a defender las pedradas de los nuestros solo porque son nuestros adoquines. La tribuna en El País de la secretaria de Educación, Montserrat Gomendio, me parece muy centrada. Es un buen punto de partida. Tan disparatada es la bravata de Vázquez, como la de Tardá al calificar de terrorismo social la reforma.

http://youtu.be/9ab2B-i9wHM

El político catalán se califica a sí mismo tanto con sus dificultades de expresión como por el lenguaje que utiliza. Y Vázquez se equivoca gravemente por un motivo muy sencillo: utiliza la excepción para alcanzar una generalización indecente con el comodín del judío. Para muchos, el castigo sonará a otra época, algo así como si reprimieran a un niño por hablar en catalán en los patios franquistas. Aunque sea excepcional, ha ocurrido, como denunció Albert Ribera en la tribuna política de la edición catalana del ABC hace casi dos años:

Unos padres han denunciado que en un colegio público de Sitges, a la hora de evaluar a un alumno de 5 años, se le ha suspendido en el apartado de lenguaje verbal —para que lo entiendan los chicos de P-5 se hace simbólicamente con un pegatina roja en forma de semáforo— por hablar en castellano en la hora del recreo.

Pero que se haya hecho no quiere decir que sea la norma. Que haya denuncia indica, precisamente, que se ha vulnerado una ley. Y esa ley es la radical diferencia.

Humillación en el colegio de niños judíos. En la pizarra dice: «¡El judío es nuestro mayor enemigo! ¡Cuidado con el judío!»

Porque lo que sí fue ley en la Alemania de los años 30 fue la prohibición a los judíos a ser empleados del Gobierno. Luego, se les prohibió formar parte de las fuerzas armadas y, posteriormente, ejercer cualquier profesión liberal, desde maestros, hasta médicos. Las Leyes de Nuremberg los despojaron de sus derechos civiles y su nacionalidad. Se prohibió a los médicos «arios» atender a pacientes judíos, lo que les vetó el derecho a la atención sanitaria. Los niños judíos en las escuelas tenían que escuchar cómo sus compañeros cantaban en clase de música, con profesores pertenecientes al Partido Nazi, canciones que decían «cuando corra la sangre judía por mis manos». Finalmente, también se prohibió a los niños ir a los colegios. A los pocos que aguantaron, claro.

De las urnas a la calle sin pasar por Montserrat


Los resultados electorales han sido desconcertantes. Ninguna encuesta previa se ha acercado, ni de lejos, a lo que anoche ocurrió con CiU.

La participación ha alcanzado, por primera vez, el rango de elecciones generales por lo que, según parece, los catalanes se tomaron en serio el estatus plebiscitario de la convocatoria. La participación se ha situado 8,5% puntos por encima de la media de elecciones autonómicas catalanas y 2,5% por debajo de la media de la participación de los catalanes en las generales. Artur Mas ha recibido un serio correctivo de una sociedad que le duele más el paro y el bolsillo, los recortes y las penurias, que la construcción nacional. Mas se subió a la ola de descontento independentista, y vio en la multitudinaria manifestación de la Diada la solución a una complicada legislatura. Para ello, comenzó aseverando que habría un referéndum con legalidad española… catalana o europea. Llegó incluso a afirmar que

iría a la cárcel por la independencia.

Claro que eso lo dijo cuando ya sabía, por las encuestas, que no obtendría la mayoría que más tarde aseguró que era necesaria para abrir definitivamente el melón secesionista. Las encuestas le facilitaron diluir su mensaje con matices e incendiarlo sin pagar el precio de cumplir lo que se promete.

Ahora, sin embargo, se ha complicado su puesto y la gobernabilidad. Veremos cómo logra la investidura, porque no veo a Mas con las habilidades de tramboyista de Zapatero. ERC ya dijo que estaría dispuesta a pactar con CiU siempre y cuando el referéndum estuviera sobre la mesa. Desde luego, no será con ellos con quien saque adelante los próximos presupuestos que hay que aprobar a la vuelta de la esquina. Tampoco los sacará adelante con el PSC, que sigue en su caída libre, aunque hay que reconocer que esta vez ha logrado colocarse por encima de lo que las encuestas apuntaban.

Así que solo podrá sacar los presupuestos con el PP, El PP apoyará a CiU porque necesita gobernabilidad en Cataluña, porque necesita que las comunidades autónomas sigan los planes de austeridad establecidos, y porque dentro de tres años (como mucho) es posible que pierda la mayoría absoluta y tenga que negociar con CiU en el Congreso de los Diputados. Si, finalmente, Artur Mas aprueba los presupuestos con los populares, habrá traicionado descaradamente el discurso que le ha llevado a convocar estas elecciones suicidas.

La gráfica muestra el histórico la participación en las generales (verde) y autonómicas (azul). También el intercalado de años y la progresión de votos de cada partido. Se con claridad cómo CiU se lleva un porcentaje notablemente mayor en las autonómicas que en las generales, mientras que para PP y el PSC-PSOE ocurre lo contrario. Para el resto de fuerzas, va por rachas. Excepto para Ciutadans, que como CiU, sube en las autonómicas.

El equilibrio de fuerzas nacionalistas y no nacionalistas en el parlamento catalán ha quedado más o menos igual que antes. Las encuestas, ni detectaron la caída de CiU, ni la espídica subida de ERC. Sí detectaron la subida de Ciutadans, pero no esperaban tanto de ellos.

Creo que lo que ha cambiado ha sido el mensaje. Mientras los políticos se han llenado de nación, referéndum y de Diada, la sociedad les ha dicho que no quiere recortes. Los partidos más radicales con las políticas de austeridad son los que más han subido, exceptuando a Ciutadans, que se ha aprovechado del batacazo paralelo del PSC. El descontento nacionalista, además de aupar a ERC a segunda fuerza política, ha eliminado a Laporta del arco parlamentario y ha metido al CUP, un partido asambleario, que habla de Países Catalanes, independencia y democracia participativa. Es decir, nacionalismo, el mismo; pero hay un mensaje callejero que tiene el espíritu del 15M, ha logrado tres diputados con el que ERC trata de reconciliarse desesperadamente después de haber pasado por el gobierno: ese descontento nacionalista es su base electoral. Si el factor callejero es más relevante que el nacionalismo, a pesar de que van muy unidos, lo veremos pronto en las calles de Barcelona.

Piquetes del pueblo


http://youtu.be/IT2QJtkWIvw

Siete minutos de bruto y animales:

-¡No te pongas chula!, ¿vale? ¡No te pongas chula cuando el pueblo viene a tu puto portal a ponerte una puta pegatina! ¡Menos aires de chulería!
-¡Hay libertad, hay libertad!
-¡Libertad para los trabajadores! ¡Explotadores, es lo que sois!
-¡Qué libertad ni qué pollas! ¡Cobarde, eres un cobarde, un repeinao, un pijo y un ridículo!

El pueblo, esa mayoría de las plazas. Ese 99% del 15M. Un chaval se erige en voz del pueblo. Es su trabajo y su dogma. Es su explicación del mundo. El chaval se erige en César de ese pueblo, que habla por su boca y tú, tú te callas, puta. Licencias verbales del pueblo soberano.

El nini habla así porque le arropa el pueblo, que llegará poco a poco con banderas de CCOO y la UGT hasta extinguirlo entre la masa. La única y verdadera información que recibe la propietaria es que, si no llega a estar la policía allí, las cosas habrían sido muy distintas. Y no para bien.

Los sindicatos son cómplices de la violencia de unos piquetes que vulneran la ley de forma sistemática e impune. Estos son los únicos que permiten la ley en su artículo 6.6:

Los trabajadores en huelga podrán efectuar publicidad de la misma, en forma pacífica, y llevar a efecto recogida de fondos sin coacción alguna.

La base legal de los piquetes se argumenta bajo el derecho a la libertad de reunión y de asociación pacífica. Pero ya hemos comprobado, huelga tras huelga, que la ley no funciona. Y es que no hay calabozos suficientes en España para meter a tanto pueblo.

Algo hay que hacer con los piquetes. Su función informativa no va con estos tiempos. Hoy en día, todo el mundo sabe qué día hay huelga, por qué, quién la convoca, los motivos, y hasta los servicios mínimos. Si un ciudadano decide trabajar el día de huelga general, no es tolerable que jaurías alimentadas por el odio de una lucha de clases trasnochada impongan su rabia. No hay derecho que un piquete abolle a patadas el coche de un padre que lleva al colegio a sus hijos. No hay derecho a que se quemen contenedores, que se corten carreteras, calles y autopistas. No hay derecho a que se revienten escaparates. No hay derecho a que se amenace e intimide a los consumidores. No hay derecho a que los comerciantes, por ganarse la vida, tengan que ser héroes.

Los sindicatos, con palmadita sindical en la espalda, amparan la coacción y la vulneración de la ley porque, según ellos, hay muchísimos trabajadores que acuden a su puesto bajo amenaza de despido. No aportan datos. Sin embargo, en el barómetro del CIS de abril, tras la huelga del 29M, tan solo el 4,9% afirmó que «quiso hacer huelga pero no pudo hacerla».


Ese 4,9% no es necesariamente coactivo. Es decir, aquí entran todos los que quisieron hacer huelga pero no pudieron por motivos económicos; porque no tenían dónde dejar a los niños; porque, en efecto, fueron coaccionados, etc. Por tanto, el porcentaje de los que no pudieron hacer huelga por imposición «patronal», son menos.

Poco después, la pregunta 33d va dirigida exclusivamente a los que respondieron que «quisieron ir a trabajar y no pudieron» y a los que «fueron a trabajar». El «miedo al despido» lo dan como motivo tan solo el 6,5%.

 Esto indica que la coacción, en efecto, existe. Pero de ahí a que sea un comportamiento mayoritario dista una patraña sindical para justificar la violencia indiscriminada de sus piquetes porque, según ellos, quien empieza saltándose la ley y ejerciendo «la violencia», es el «patrono» con amenazas de despidos.

Como nota comparativa en cuanto a porcentajes irrelevantes se refiere, solo el 9,9% de los españoles apoyaban la intervención española en la guerra de Irak de 2003. Si ese porcentaje era ridículo, no digamos el de las coacciones.

Oye, que ha ganado Obama


A las 5:13 de la mañana, la NBC anunciaba que Obama se hacía con Ohio y se cerró la noche. Junto a los estados de New Hampshire, Wisconsin y Iowa, que se le habían dado ya al candidato demócrata a lo largo de la noche, a Romney se le acabaron las opciones. Aunque Florida sigue a estas horas sin saberse si caerá finalmente también de lado demócrata, este gráfico del NYT (con solo New Hampshire otorgado) muestra que si el recuento en ese Estado fuera más rápido, nos regalaría muchas horas de sueño.

Como anécdota, a las 5:15 minutos, La1 contactaba con Lorenzo Milá, su corresponsal en Estados Unidos. Supuse, como era lógico, que conectaban con él por la victoria de Obama. Me perdí las primeras palabras, pero a las 5:19, la presentadora interrumpió a Milá y dijo:

Espera un momento, que me informan en este momento que Ohio ha caído del lado de Obama.

Milá, pillado a la contra, balbuceó que eso parecía definitivo, que tendría que hacer números, pero que si había caído Ohio… En fin: la redacción informando al tipo que tienen allí para que les informe a ellos. Para cuando ocurrió esto, Obama ya había dado las gracias por Twitter cuatro minutos antes.