Ha sido una semana de lo más entretenida. Comenzó con los resultados de las elecciones vascas y gallegas que mostraron, por encima de todo, que el PSOE sigue incapaz de remontar su caída y todo a punta a que en Cataluña seguirá el mismo camino.
Los políticos, lejos de percatarse, siguen sin ver que son los payasos del circo. Diría que la carta enviada por cuatro vanguardistas del pensamiento a la vicepresidenta de la Comisión Europea mostrando su
alta preocupación por una serie de amenazas sobre el uso de la fuerza militar contra la población catalana
es una insólita estupidez si no fuera porque dos de estas luces de nuestros días ya denunciaron ante la CE un pisotón de Pepe sobre Messi en un Madrid-Barça alegando que
si Pepe se queda sin sanción, su pisotón a Messi será percibido como una acción neutra para la sociedad
como bien recuerda el siempre atento Santiago González en su blog. Queda en simple y llana estupidez. Menos mal que están los europarlamentarios para indicarnos cómo debemos percibir todo lo que nuestro escaso intelecto es incapaz de comprender.
Como todo el mundo sabe, en Madrid despertamos cada día pensando en cómo humillar a Cataluña. Ha llegado un momento en que los nacionalistas, ávidos y experimentados en ultrajes (supongo que madrugadores también), tienen ocurrencias mucho más divertidas que los mesetarios, víctimas del clima seco. Nos viene bastante bien porque, para qué engañarnos, nos permite dedicarnos cada mañana a lo que realmente nos dedicamos y a mí, en lo personal, nunca se me ocurre nada si antes no tomo un café. Así que, estos cuatro absurdos con cargo y sueldo de casi 10.000 euros al mes enlazaron las declaraciones de dos militares pasados ya de jubilación, otras (manipuladas) de Vidal-Quadras, algún comentario centralista indeterminado y un vuelo rasante de cuatro cazas y, haciendo gala de la lucidez que otorga estar siempre alerta, fabricaron un cesto con esos mimbres y pergeñaron la carta con una sintaxis más digna de un político que de… Ah, vaya. Carlos Herrera entrevistó a Raúl Romeva, uno de los payasos abajofirmantes aspirante a domador: no tiene desperdicio.
De verdad que permitiría un poco de corrupción política si no tocara soportar tanta estupidez.
Y si seguimos con estupideces y entrevistas, seguimos en Cataluña, que es donde más tonterías por metro cuadrado se van a decir en las próximas semanas. Artur Mas lleva delantera al resto de políticos, pero solo porque se deja ver más que el resto. Josep Cuní lo entrevistó en su programa «8 al dia» y, en esa labor tan típica del entrevistador, que es la de usar la primera persona del plural cuando el objetivo es común, le permitió, sin sonrojo, frases como ésta (min. 32:20):
(…) nosotros somos una democracia más joven, como España, que la que puede representar el Reino Unido. Cataluña no, por cierto, porque Cataluña tuvo la primera democracia de Europa; el primer parlamento incipiente de Europa es el catalán. No se llamaba parlamento, se llamaban las Cortes Catalanas, pero estoy hablando de la Edad Media. Llevamos nuestra tradición democrática, la llevamos en nuestro ADN colectivo.
Paso palabra sobre la metáfora del ADN colectivo. No hace falta argumentar si las Cortes Catalanas fueron o no las primeras, pero relacionar esas cortes con la democracia (y encima la primera de Europa -que es como decir del mundo-, pues no olvidemos que América no «existía») dice mucho del sentido del ridículo del aspirante. Con esa luz que le ciega desde el 11S, también dijo que el gobierno catalán haría una consulta popular bien siguiendo la legislación española, bien la catalana (tiene intención de que el Parlamento catalán apruebe una «ley de consultas»), bien la europea… Seguramente, si elige la legislación Siria le sea más fácil. Ah no, que allí silencian al que se opone al régimen.
El PP, que no sabe cómo comunicar y, como Mas, tampoco tiene sentido del ridículo, ha lanzado dos vídeos grotescos en los que sus dirigentes, con alma cándida y sonrisa pastel, exploran su amor a Cataluña. Señores del PP, a ver si se enteran de una vez: si a mí, que no les desprecio, me parecen unos vídeos más falsos que el sprint de Ben Johnson, imagínense a los nacionalistas (y muchos no nacionalistas) que, hagan lo que hagan y digan lo que digan, les aborrecen profundamente porque ustedes son la representación política del enemigo.
La parida identitaria ha continuado en Ibiza, donde andan cabreados porque los políticos mallorquines quieren cambiar el nombre al podenco ibicenco de toda la vida por el de podenco balear. Qué manía tienen los políticos con cambiarlo todo de nombre. Si estas son el tipo de cosas que hacen para justificar sus sueldos, casi mejor que se callen.
Cambiando de tercio, y como todo el mundo sabe, la izquierda la ha tomado con un hombre rico. ¡Novedad, novedad! Amancio Ortega ha tenido la feliz idea de donar 20 millones de euros a Cáritas y han ido a por su cuello. ¿Por qué? Pues porque, como bien decía Vichyncatalan en Twitter,
se desprecia la caridad cuando no viene del Estado. Consecuencias de un Estado asistencialista.
Claro que, la izquierda, a la caridad del estado la llama justicia social. Si la hubiera donado a Greenpeace… Supongo que, por eso, Lucía Etxebarría, que una vez escribió un libro, ha despotricado a gusto contra Amancio Ortega (creo que el más de un millón de personas atendidas por Cáritas en 2011 no dirán lo mismo). Seguro que no se habrá leído este gran artículo del blog Desde el Exilio que muestra cómo Geenpeace recibe financiación de los Rockefeller.
Por último, Paula Vázquez ha demostrado que rubia de bote, lo que se dice de bote, no es. Se le ocurrió colgar un parte con su teléfono y su dirección. Las redes sociales se incendiaron. Aunque no tardó en eliminarla, se extendió por las pantallas y, cómo no, la broma. Llamadas y mensajes de Whatsapp. Desesperada, como venganza -no muy bien pensada, la verdad-, publicó pantallazos de su teléfono con lo que recibía. Probablemente eso alentó más la juerga. Ha tenido que cambiar de número. Es una pena, porque yo pensaba llamar cuando el acecho hubiera menguado.
Menos mal que, más calmada, tiró de su sentido del humor y zanjó el cachondeo con su versión favorita de «Call me maybe».
Me parece genial que cargues contra los políticos, porque lamentablemente no hay ahora mismo en España ninguno que se salve. Pero que hables en términos «parida identitaria» si me parece mal. Ahí estás muy equivocado. La gente se siente de dónde le da la gana sentirse. Y no dudes que tiene el mismo derecho un catalán a sentirse exclusivamente catalán que el tuyo a sentirte español. Así que si es una parida el sentimiento identitario catalán también lo es el sentimiento identitario español, en este caso el tuyo, o cualquier otro sentimiento identitario. Y paradójicamente, el sentimiento identitario es probablemente el sentimiento que el 99,9% de la población tiene. Y dudo mucho que creas que sentirte español sea un parida.
Otra cosa. Da igual lo que diga la historia, o la interpretación que se haga de ella. Da igual lo que ponga en un pasaporte o en un DNI. Todo el mundo tiene derecho a sentirse lo que quiera y como quiera independientemente de la historia y del pasado y de los papeles. Y eso no es ninguna parida. El mundo cambia, evoluciona para bien o para mal hacia muchos caminos. Y del mismo modo que muchos estados o naciones no son ahora como eran, y muchos otros lo son ahora y nunca lo fueron antes, posiblemente dentro de mucho tiempo habrá muchísimos mas cambios. No se si Catalunya llegará a tener un estado propio o ser legalmente considerado una nación, pero probablemente existan muchos nuevos estados o desaparezcan estados actules. Así ha sido la historia que tanto defienden los que cargan contra el nacionalismo catalán en una clara contradicción. Porque defendiendo este inmovilismo estúpido pasando por encima la voluntad de los pueblos, a estas alturas seguiría media Europa bajo el imperio romano si nos guiáramos por sus ideas.
Sí, los políticos catalanes son igual de nefastos que el resto de políticos españoles, en eso también llevas razón. Pero eso no es razón para que se tome a la ligera el sentimiento de miles de personas. Mas aún cuando muchas de ellas llevan toda su vida sintiéndose así y no por culpa de los políticos sino por lo que han vivido en su casa.
Y ya para hablar de estupideces, no pongo en duda que estos políticos que citas hayan dicho estupideces. Pero para empezar, recordemos que es una respuesta en clave política para ganar votos y simpatías en respuesta no a estupideces, si no a barbaridades que han dicho impresentables como el señor Alejo Vidal Quadras. Y segundo, dirán estupideces para intentar conseguir un objetivo, pero al menos no esconden lo que persiguen en un alarde falsamente hipócrita como los del PP haciendo campañas estúpidas como esta, cuando saben que en Catalunya no se les traga (excepto a esa mínima parroquia fiel que tienen). Solo te voy a poner un ejemplo… te imaginas a CIU haciendo una campaña diciendo que los catalanes amamos España y a los madrileños? Que respuesta tendría? No quiero ni imaginarme las barbaridades que se dirían desde los medios de comunicación ni los calificativos que usarían ante tal «provocación de los nacionalistas (el demonio) catalanes».
Estúpidos son unos y otros, pero te aseguro que van a ganar muchísimos mas votos en estas elecciones catalanas los catalanes con esas declaraciones que los del PP con sus vídeos. Así que, en este caso, es estúpido tienen muy poco, mas bien lo contrario, saben que eso les va a dar muchos votos. Y tu con lo que sabes de política, me extraña que pienses que todo eso lo han dicho sin tener en cuenta las consecuencias que tienen sus palabras y la cantidad de votos que pueden generar o perder. Realmente sigues pensando que son estúpidos? Que me digas que son unos desgraciados me lo creo, pero estúpidos en este caso… lo dudo mucho.
Como siempre, escribes muy bien, pero escribes todo desde tu perspectiva, y cometes el error de pasar todo por el filtro político y politizarlo todo. Porque tildar de parida identitaria al colectivo que tiene unos sentimientos que a ti no te parecen adecuados ni lógicos ni con una base que tu consideres razonable etc… te delata. Te aseguro que conozco a muchísima gente en Catalunya que tiene ese sentimiento identitario, y que están hasta los cojones de todos los políticos incluidos los catalanes. Y ninguno es una paria te lo aseguro.
Por cierto, para paridas y estupideces de la altura de un templo, la que oí la otra noche en una tertulia en la TV1 cuando una «inteligente con muchas luces» soltó eso de que «no existe el nacionalismo español». Lamentablemente, esa frase es un gran reflejo de lo que pasa en este país. Donde una gran multitud de gente y de medios y políticos habla de «nacionalismo» refiriéndose a los nacionalismos vasco y catalán, en el sentido negativo y peyorativo del término (cuando ser nacionalista no tiene porque ser malo si se respetan y entienden las ideas los demás), mientras que ni se habla ni se reconoce el nacionalismo español existente en ese país, que es igual de grande o radical (sino mas) que lo que puedan ser los otros.
En fin, como pienso siempre que te leo, hablas de política muy bien, pero cometes el error de politizar todo y hablar de algunos temas que no son solo políticos de un modo político. Si el asunto «catalán» fuera solo político o ecónomico, hace muchos años que estaría ya resuelto o apenas tendría importancia alguna. Pero no es así. Y mientras solo se vea y se intente resolver como si solo fuera político o económico, sin escuchar al pueblo catalán, no se resolverá nunca. Y en esto, la historia y los hechos me dan la razón a día de hoy.
Aún así, te quiero ya lo sabes 😉
Lo de «parida identitaria» no va hacia los millones de personas que se sienten catalanes. Todos nos sentimos algo o somos de algo. Tú, por ejemplo, te sientes también culé. Hablo de los argumentos (y hechos) que dan los políticos para intentar reforzar esa identidad. Argumentos que son paridas y que llegan al ridículo. Mas puede sentirse lo que quiera, pero no puede decir que Cataluña fue la primera democracia de Europa y quedarse tan ancho. Hablar de una legalidad paralela catalana, como si pudiera hoy en día existir al margen de la española, más que parida, es maldad. Porque habrá gente que crea el discurso. Y él, cuando le prohiban el referéndum, se verá «obligado» a seguir esa legalidad paralela. Y dirá que en Madrid no le dejan hacerlo de otra manera, que él tiene un compromiso con el pueblo, etc. Eso, directamente, es saltarse la ley. Lo de los europarlamentarios ya es de traca. Respecto al podenco, es impresentable que los políticos quieran cambiar el nombre de una raza. A priori es una tontería, pero no hay nada más peligroso que la relación de un político con el lenguaje. Por ejemplo: ahora lo correcto es decir todos y todas. Eso no es un problema lingüístico, sino ideológico. Y allí, en Baleares, gobierna el PP, así que la crítica va hacia ellos.
No me meto, ni critico, cómo se siente cada uno en la intimidad. Aunque sí entiendo que mucha gente, al leerlo, pueda pensar que eso de sentirse catalán me parece una parida. En absoluto. Pero el nacionalismo, ni el catalán ni ninguno, ni ahora ni a lo largo de la historia, se ha caracterizado por ser un sentimiento de alcoba. Más bien al contrario, su fuerza radica en la exhibición de un mismo sentimiento a través de varias ideas puestas en común en miles de personas. Su fuerza está precisamente ahí, en el sentimiento. El nacionalismo crea identidad, una identidad política. Ha creado estados. Y eso no se hace solamente sintiéndose catalán, vasco, español, gallego francés.
Y no politizo todo… es que estaba hablando de política. Como verás, a Paula Vázquez no la he relacionado con ningún partido…
Por cierto, te escribo el discurso que hizo Pau Casals en la ONU hablando sobre Catalunya y expresando su sentimiento identitario. Dios me libre de catalogar unas palabras y un sentimiento identitario tan precioso de parida, y mas viniendo de uno de los mas grandes instrumentistas que haya habido nunca con una sensibilidad tan grande y maravillosa.
THE WORDS OF PAU CASALS AT THE UNO
This is the greatest honour of my life. Peace has always been my greatest concern. I learnt to love it when I was but a child. When I was a boy, my mother —an exceptional, marvellous woman—, would talk to me about peace, because at that time there were also many wars. What is more, I am a Catalan. Today, a province of Spain. But what has been Catalonia? Catalonia has been the greatest nation in the world. I will tell you why. Catalonia has had the first parliament, much before England. Catalonia had the first United Nations. All the authorities of Catalonia in the Eleventh Century met in a city of France, at that time Catalonia, to speak about peace, at the Eleventh Century. Peace in the world and against, against, against war, the inhumanity of the wars. So I am so happy, so happy, to be with you today. That is why the United Nations, which works solely towards the peace ideal, is in my heart, because anything to do with peace goes straight to my heart. I have not played the cello in public for many years, but I feel that the time has come to play again. I am going to play a melody from Catalan folklore: El cant dels ocells. Birds sing when they are in the sky, they sing: «Peace, Peace, Peace», and it is a melody that Bach, Beethoven and all the greats would have admired and loved. What is more, it is born in the soul of my people, Catalonia.
Casualmente, la semana pasada vi en Youtube estas mismas palabras. En el vídeo, dan paso a ellas dos presentadores visiblemente emocionados. En el corte del vídeo que enlazo aquí apenas hablan, no encuentro el otro. Me imagino a alguien hablando así de España y no me conmueve, la verdad. Yo no criticaría a Casals como músico o instrumentista. Pero su enorme sensibilidad no le convierte en politólogo.
A mi parecer, el problema de las palabras de Casals están en el barniz del mito. Por eso la Historia es importante: si no se atiende, permite moldear el mito y fabricarlo a imagen del alfarero. Permite crear una Historia paralela, repleta de leyendas y bondades que hacen a un pueblo, a una nación, o a una tierra, especial y diferente de las vecinas. Las Cortes Catalanas fueron contemporáneas de otras cortes de su tiempo. No eran democráticas y tampoco tenían que serlo. Tampoco es cierto que Cataluña tuviera parlamento mucho antes que Inglaterra, pues ya en el siglo XI, lo reyes ingleses formaban sus consejos con la nobleza y parte del clero. La institución de ambos parlamentos son prácticamente contemporáneos. Pero también lo es el del Reino de León, por ejemplo.
Está ampliamente aceptado, que el primer parlamento fue el Althing islandés, allá por 930. El embrión de las Cortes Catalanas está en las llamadas Asambleas Paz y Tregua de Dios. No eran un grupo de catalanes que se sentaban a filosofar sobre la paz. Tampoco existía esa conciencia nacional. Tampoco hablo de Cataluña, pues no existía como tal, sino de la Marca Hispánica.
Al contrario, había un problema de extrema violencia donde los nobles luchaban contra el poder condal. En la lucha se apropiaban de las tierras de los agricultores y de los terrenos de la Iglesia. La incapacidad del poder condal obligó a agricultores e Iglesia a reunirse en asamblea en 1027. Si algo hubo en esta asamblea fue, precisamente, la ausencia total de poder. Por eso, en contra de lo que dice Casals, las autoridades de Cataluña no se reunieron para hablar de paz. De hecho, dicha asamblea solo hacía referencia a los habitantes del condado del Rosellón. Dicha asamblea, y las posteriores que llegaron, carecían de periodicidad. El único arma que tenían para defenderse de los nobles feudales era la excomunión, así que se estableció un perímetro de 30 pies alrededor de cualquier iglesia y se prohibieron los ataques bajo amenaza de excomunión. Dichas asambleas se reunieron en sucesivos años para ir aumentando la tregua y acabar con la violencia.
Aunque todo lo anterior no se distingue mucho de lo dicho por Casals (en cuanto a referencias históricas), sí importan los detalles porque, como digo, conforman una visión edulcorada de la realidad. Aquellos hombres eran hijos de su tiempo e hicieron lo único que podían hacer para defender lo suyo. Es como si yo enlazo la violencia del siglo XI con la fuerte presencia del anarquismo en Cataluña durante finales siglo XIX y la primera mitad del XX, la radicalidad de los más independentistas de hoy y concluyo que los catalanes llevan la violencia grabada en los genes. Sacar de este embrión que la paz está grabada en el alma de su pueblo, solo es poesía.
Hombre, decir que existe un nacionalismo catalán pero no un nacionalismo español no me parece ninguna tontería, sino mas bien algo muy importante y que tiene un fundamento bastante lógico, dado que el nacionalismo implica una serie de ‘rasgos identitarios’ que se esgrimen como razón para separarse o distinguirse de una nación concreta. Es decir, que todo nacionalismo aspira a alcanzar la categoría de nación comparándose necesariamente con un ‘alter ego’, una nación contraria: en este caso, el nacionalismo Catalán necesita España como ‘nación opuesta’. Igualmente, el sentimiento nacionalista español sólo puede darse cuando se compara frente a otra nación, como por ejemplo Francia o Alemania. Pero para un español (y para muchos catalanes también; es más, para cualquiera que esté de acuerdo con la constitución y la ley vigente) Cataluña no es una nación independiente de España, sino que pertenece a ésta, y, por lo tanto, no puede ser utilizada como ‘alter ego’. Para un español Cataluña es España, no se diferencia de ella. Para él España es, de hecho, el conjunto articulado de todas las diferencias que existen entre cada una de sus comunidades. España no es Madrid aunque Madrid sea España y Cataluña puede ser diferente de Madrid, pero no de España. No hay un territorio español y luego otro catalán o madrileño, sino que España los engloba a todos ellos. Así nació el país llamado España, como el conjunto de diversos reinos que no se llamaban España. Sólo en el caso de que el estado pretendiera excluir a Cataluña del territorio nacional se podría hablar entonces de un nacionalismo español, dado que pretendería que Cataluña no formase parte de su territorio. Pero, evidentemente, España no quiere ‘expulsar’ a Cataluña: si fuera así, no haría falta ningún proyecto separatista catalán. No existe entonces un nacionalismo español frente al catalán.
El ‘nacionalismo’ español es en realidad un sofisma ideológico bastante inteligente, pues consiste en poner al mismo nivel (al de la antítesis) estos dos conceptos: España-Cataluña. En el momento en que se acepta este juego España pierde la batalla conceptual, pues se acepta lo que en principio jamás debería aceptarse, esto es, que Cataluña es lo mismo que España y, por lo tanto, que no pertenece a ella. Que esto lo defienda Mas es comprensible, pues es a lo que aspira. Pero si esto lo aceptara por ejemplo un ministro, debería dimitir inmediatamente.
Sí pienso que hay un nacionalismo español. Lo que no hay, como dices, es un «nacionalismo español frente al catalán». Ese nacionalismo español no tiene fuerza ni política ni social, por lo que es, en realidad, insignificante. Por eso, el nacionalismo catalán (como el vasco o el gallego) apuntan hacia fuerzas de carácter nacional a las que oponerse, en este caso, el Partido Popular. Su estrategia dialéctica consiste, lógicamente, en identificar al PP con ese nacionalismo español. Y ya sabemos que el nacionalismo español y la dictadura franquista van de la mano.
Efectivamente, cabe esa otra posibilidad que yo no había contemplado de un nacionalismo español que ensalza una falsa idea de lo español en oposición a cualquier manifestación regional. Esto es claramente una falacia y, en cierta manera, fue lo que ocurrió con el régimen de Franco. Esta clase de nacionalismo no trataría de expulsar a Cataluña o a Galicia (por poner otro ejemplo) del territorio español, sino de disolverlas en él. Evidentemente, para poder hacer esto es necesrio un régimen totalitario… Hoy en día semejante postura significaría saltarse la constitución de cabo a rabo. Como bien dices, este no es el caso.
El nacionalismo español es tan residual que se puede decir que no existe. Y si no aparece ahora es que está ya muerto. Lo patológico entre nosotros es que nos esté vedado un sano y maduro patriotismo, o que se lo contemple como un sentimiento añejo, propio exclusivamente de la derecha cavernaria (aunque tampoco exista). Somos un país que se quiere mal. Especialmente malquerido por la clase tiquismiquis, o intelectual, que no se resigna a ser heredera de los que ganaron la guerra civil. O disimulan serlo. Pero hay un resto. Entre ellos los que, convocados por el Foro de Ermua y las asociaciones de víctimas del terrorismo, se manifestaban hasta no hace mucho en Madrid. Verdaderos ciudadanos, verdaderos patriotas. Uno por uno; sin hacer masa. En una tertulia radiofónica le he oído decir esta mañana a Arcadi Espada que a Rojoy le ha faltado un relato convincente, patriótico. Esa palabra era impronunciable cuando la presentación de un libro suyo sobre el estatut en el Hotel Suecia. Alguien le preguntó entonces a Fernando Savater qué idea tenia de España. Respondió que España se la sudaba. No era cuestión de oponer españolismo a catalanismo. España era meramente el estado español, una democracia, una constitución, nada más que eso. Se confundía nacionalismo con patriotismo. Y así nos va, sin defensas frente a los crecidos nacionalismos catalán o vasco. Se quedó corto Wert cuando dijo que había que españolizar a los niños catalanes. Habría que empezar por los adultos de cualquier región. Creo que ya es hora de que dejemos de ser meramente reactivos a la retórica franquista sobre la España Una, Grande y Libre. ¿Por qué no Libre? ¿Por qué no Una, si no hay verdadera unidad sin pluralidad y diferencia? ¿Por qué no he de ver en un andaluz, en un extremeño, en un vasco, en un asturiano, en un catalán a un compatriota en vez de a un extranjero? ¿Y por qué no Grande, si en esa palabra caben tantas cosas buenas? Un poco de orgullo y ambición no nos vendría nada mal.
Estoy de acuerdo en que el nacionalismo español, si no es un difunto, sí es un paciente terminal. Hoy es, tan solo, un arma política arrojadiza. Bastante efectiva dependiendo del territorio del que hablemos. La palabra y el concepto de España va zafándose poco a poco de su carga peyorativa, que no es otra que el peso del franquismo. Recuerdo que en los años 80, se solía hablar de «este país» para hacer referencia a España. La izquierda se cuidaba mucho de utilizarla. Eso ya no ocurre en el socialismo.
Con la bandera pasa lo mismo. Siempre pulularán banderas republicanas, pero ahora ya no da vergüenza ni significa a nadie como falangista portar la española. Una bandera confundida, a propósito, quizás provocada por la experiencia de finales de los 60 y primera mitad de los 70, con la franquista, independientemente del escudo.
La falta de prejuicios de la juventud cambia eso. Para los nacidos en los años 80, el 23-F pasa a ser un capítulo más de la Historia que se estudia en los libros, no un recuerdo de su infancia.
Creo que Sabater se equivoca. Se pueden defender la democracia y los derechos de forma abstracta, pero tanto en cuanto se defiendan sobre un territorio, hay que ponerle un nombre. Es decir: no se puede defender el Estado sin la nación. Su argumento podría valer para defender que España sea una democracia y Cataluña un estadio independiente democrático. Lo que dijo Sabater en esa misma presentación, de que la patria es la infancia, la casa donde uno nació, los sabores… Es de un romanticismo literario que puede quedar mejor o peor dependiendo de la pluma, pero no se aleja del romanticismo nacionalista. Por eso hablaba antes de la juventud: ellos no tienen los clichés, esa significación entre España y el franquismo porque no lucharon contra él.
Creo que Arcadi Espada tiene esto bastante más claro. De ahí su reciente «empeño moral». Y de ahí también que, mientras a Sabater se la sudaba, Arcadi hablaba de «trama de afectos».