Made in Catalonia


El nacionalismo es un contexto excelente para la propagación de chiringuitos. Funciona con la misma base que el cambio climático: Si busca financiación para un estudio sobre la migración de un tipo de ave concreto, tendrá dificultades; pero si añade que busca la influencia del cambio climático en la ruta de migración, lloverán las ayudas. El nacionalismo funciona igual: siempre financiará cualquier cosa, sea la que sea, incluidos los insultos a la inteligencia y el robo a los contribuyentes, siempre que sirva para reforzar la idea de nación de unos cuantos que, previamente, también montaron su propio chiringo.

Uno de estos inútiles chiringuitos es el Institut Nova Història -sólo el nombre debería hacer temblar- fundado por Jordi Bilbeny. Se trata de una fundación

de estudios e investigación sobre la tergiversación de la historia que Cataluña y los antiguos reinos de la corona catalanoaragonesa sufrieron -y sufren todavía-, por parte de la corona castellana, corona que terminó apropiándose del poder de la monarquía hispánica.

El planteamiento es terrorífico, pues no busca aportar datos para demostrar que la historia que se nos ha contado (a nosotros y al resto del mundo) es falsa; sino que es una historia en la que absolutamente todos los historiadores del mundo, en los últimos cinco siglos, han sido engañados por la pérfida corona castellana que ha logrado urdir la mayor conspiración jamás orquestada, capaz de predecir el futuro, con el único objetivo de que Cataluña permanezca, perenne, como parte de España. Para demostrar que la historia hasta ahora contada es falsa, el Institut crea hipótesis ridículas a partir de parecidos tan razonables como aleatorios para, a partir de ahí, construir una nueva historia tan fantástica como increíble. Estos historiadores nacionalistas se agarran a la aldea de Ásterix como fortín mítico para contarnos historias extremadamente divertidas si no fuera por lo deplorable que supone que se tomen a sí mismos en serio.

Casa de Ramón Servent, en Barcelona.

Desde tan insigne Institut se ha afirmado que Colón era catalán, que partió de Pals d’Empurdà y no de Palos de la Frontera, que Cervantes también era catalán (natural, posiblemente, de la localidad alicantina de Xixona) o que El Quijote que ha llegado hasta nuestros días es una mala traducción de una versión original catalana, quizás perdida, por sus evidentes «errores lingüísticos». Menos mal que es considerada la mejor obra escrita en castellano, ¡cómo serán las demás! Y eso que, en el Siglo XVII, ni se les había ocurrido eso de la inmersión lingüística. Aseguran que Cervantes podría ser en realidad Joan Miquel Servent, y que eso explicaría que las páginas del famoso hidalgo hubieran sido escritas, originalmente, en catalán. Llegan a insinuar que podría ser hijo de Miguel Servet, (al que llaman «catalán universal» a pesar de haber nacido en un pueblecito de Huesca) aunque se me escapa cómo enlazarán que un hombre que vivía en Lyon tenga un hijo en Xixona. Una de las pruebas que aportan para dicha relación es el busto de Cervantes, junto al de Colón y Servet, en lo alto de la Casa Servent en Barcelona construida en… 1911. La lectura que hacen es como un guiño al que quiera escuchar el grito de ayuda del escritor:

A mí también, como a estos, me están cambiando los orígenes. También soy catalán y también me están cambiando mi historia.

Aunque está comunmente aceptado que Miguel de Cervantes nació en Alcalá de Henares como dicta una partida de bautismo,

Domingo, nueve días del mes de octubre, año del Señor de mill e quinientos e quarenta e siete años, fue baptizado Miguel, hijo de Rodrigo Cervantes e su mujer doña Leonor. Baptizóle el reverendo señor Bartolomé Serrano, cura de Nuestra Señora. Testigos, Baltasar Vázquez, Sacristán, e yo, que le bapticé e firme de mi nombre. Bachiller Serrano.

también hay quien pone en duda su veracidad, pero nadie, salvo ellos, sitúan el origen del escritor en una localidad catalana que ni siquiera es catalana.

Que nadie piense que se han olvidado de la barretina, pues también han rastreado su influencia en América como «símbolo de libertad». Una agencia de turismo, incluso hace recorridos por Barcelona con nombres como «300 años de ocupación española» o «El Descubrimiento catalán de América«, que empieza con un párrafo en su web como el siguiente:

Sólo desde una tradición ciertamente naviera, como la de la casa real catalana, exploradora y conquistadora del Mediterráneo, se puede imaginar la tecnología y los conocimientos necesarios como para iniciar un viaje por el Atlántico en 1492.

No deja de sorprender cómo el nacionalismo, que siempre se ha sumado a la crítica de la leyenda negra de las masacres a las que los conquistadores españoles sometieron a los indios tras el Descubrimiento, hinchen ahora el pecho para mostrar al mundo que Colón era catalán y transformar así el descubrimiento en motivo de orgullo nacional.

Primera bandera de la Confederación, de 1861.

Estas baratijas de la historia llevan la parodia hasta a afirmar que la primera bandera de los Estados Unidos está inspirada, cómo no, en la catalana. El error se repite a lo largo de todo el artículo, pues a la que hacen referencia es, en realidad, a la primera bandera confederada, que es la que acompaña el panfleto. En su investigación, parten de que el diseño de dicha bandera sólo podía haber sido influido por las banderas de aquellos estados europeos que, alguna vez, pintaron algo en Norteamérica. Como ya sabemos, Colón descubrió América en nombre de Cataluña, evangelizó y repartió caramelos a los indios. Todos los indios que murieron, fueron a manos de castellanos, que ya apuntaban a españolazos. En el Institut se fijan en el diseño para descartar a las banderas de los ejércitos europeos que por allí habían pululado, excepto al catalán, claro. Y así, por descarte, la bandera catalana es la elegida. «Queda patente que la bandera estadounidense no se puede comprender sin el patrón catalán», cierra Bilbeny bravucón. De nada sirve, por ejemplo, que Estados Unidos fuera un país que nació de la inmigración europea -lo que ya obliga a pensar que había muchas más banderas que ejércitos, no digamos nacionalidades- o que se haya reconocido a Nicola Marschall el diseño de la bandera de la causa confederada -con la que simpatizaba- así como el de sus uniformes. Que Marschall fuera de origen prusiano y que su diseño se parezca mucho más a la bandera austriaca que a la catalana (¡incluso que a la española!) no parecen ser detalles que a estos wannabies de la historia les preocupe. Seguramente la diseñó por encargo un señor de Lloret, made in Catalonia.

Carta de Jordi Pujol al Institut Nou Història.

Jordi Pujol, aquel hombre de Estado e hijos investigados por corrupción, aplaude las deducciones del Institut y se permite felicitarlos por el fenomenal trabajo que realizan. Lo más interesante de la carta se encuentra en su párrafo final, añadido de puño y letra, como justicia fabulada:

Ahora saldrá una novela sobre la estancia de Colón en Portugal. Es de Martí Anglada. Y habla de Colón dando por hecho que era catalán.

La novela como realidad. Pasa el tiempo en el oasis y nadie dice nada. Así nos va: mientras tiran millones de euros en la creación de una nación, los demás tenemos que rescatarla de la quiebra.

En defensa de Mourinho (y III)


1370098465_0

Segunda parte

La deshumanización es un proceso que consiste en hacer desaparecer características humanas. Se trata de sustraer los valores positivos para distorsionar una personalidad concreta, dejando de ella tan sólo valores percibidos como moralmente negativos.  Un grupo humano, un colectivo, puede percibir como una amenaza a un ‘outsider’ o grupo social y, a partir de ahí, comenzar un proceso sustentado en la supervivencia para deslegitimar la amenaza. Según el Doctor en Psicología por la Universidad de Pittsburgh, Daniel Bar-Tal, dicha deslegitimación sirve al principio como explicación al comportamiento del grupo, pero acaba como justificación. Así, ese proceso deslegitimador lleva al daño -no necesariamente físico- y más tarde, se intensifica la desligitimación para justificar ese daño.

No es un proceso planeado a escala social, sino un seguimiento de masa donde cualquier crítica al movimiento corre el peligro de ser identificado con el ‘outsider’ y correr su misma suerte, por lo que es más prudente optar por un silencio cómplice ante cualquier flagrante caso de abuso. Una vez en marcha el mecanismo, se entra en un círculo destructivo cada vez más intenso, y una espiral interminable de violencia lleva al sujeto a una condena moral, es decir,  a su deshumanización. Así, el sujeto puede ser objeto de cualquier tipo de vejación sin que haya una denuncia social del comportamiento del colectivo.

"Animó al Canillas sin ducharse", Marca.
«Animó al Canillas sin ducharse», Marca.

El caso de Mourinho, como se expuso en la segunda parte de esta trilogía, es un claro ejemplo de ello. No sólo los panzer mediáticos lo han atacado con insultos que van desde «carroña» hasta «nazi portugués», sino que el goteo diario de descalificaciones de perfil bajo han ido desde llamarlo «Pinocho» (a gritos, en la televisión, y en directo) hasta publicar que fue a ver entrenar a su hijo sin pasar por la ducha. Es el goteo incesante de la calumnia diaria lo que, poco a poco, gana adeptos.

La personalidad de Mourinho es, desde luego, controvertida, de las que levantan pasiones tanto positivas como negativas. A nadie deja indiferente. La caricatura dictatorial e impositiva dibujada por la prensa contrasta con el aprecio y la adhesión mostrados por la mayoría de los jugadores de los clubes por los que ha pasado. Sin embargo, es fácil transformar la exigencia, el trabajo duro e incluso la inflexibilidad con un carácter autoritario que no admite réplicas ni contestaciones.

Cualquier acción desinteresada de Mourinho, que por desinteresadas sólo pueden ser humanas y decentes si se mantienen en privado, ha sido sepultada por el acoso permanente de la prensa. Se han publicado con adversativas. Mourinho llegó al Madrid y amenazó al status quo vigente. Lo habría cambiado de haber logrado el apoyo institucional del que careció. Faltó arrojo y sobraron asadores. Mourinho se ha ido, cansado, con una guerra que comenzó perdiendo en casa, como Estados Unidos la de Vietnam. Pero creó, sin quererlo, un movimiento que se identificó con lo que él quería y que pretende cambiar las cosas. Que está hastiado y agotado de los tentáculos del poder fáctico en el club. Mourinho no representa ningún culto a la personalidad, ningún caudillismo. Esto parece que no lo entienden los periodistas que llevan veinte años dorando la píldora de jugadores y entrenadores justo media hora antes de machacarlos. Su comportamiento dista mucho de la profesionalidad. Se quedan en los nombres y creen que el enemigo juega una guerra de ídolos. Pero no es cuestión de nomenclaturas, sino de cómo hacer las cosas. Por eso va más allá del deporte.

Jugando en casa


Escribo esto a propósito de una conversación en Twitter sobre esos valientes alumnos que ayer negaron el saludo a WertMarcel Gascon, que ya ha escrito lo imprescindible al respecto, ha dicho en uno de sus mensajes que se le olvidó añadir que “lo difícil y meritorio era ahí romper la disciplina de grupo y saludar a Wert”. Y de traje, como algunos hicieron, más difícil aún, añado yo.

Continuar leyendo en Retales Sueltos

En defensa de Mourinho (II)


1356643589_0

Anterior

No existe hombre poderoso en el mundo que, convenientemente acosado, no pase a ser víctima. Estamos siendo testigo del acoso mediático más agresivo y prolongado llevado nunca a cabo por la prensa de este país contra un profesional del deporte. El público, poco a poco, ha terminado cayendo en las falacias, las mentiras, el matonismo periodístico y las inquinas personales de una prensa que devora todo aquello que la desafía. Como escribió el filólogo alemán Victor Klemperer, en su libro LTI: La lengua del Tercer Reich,

las palabras pueden actuar como dosis ínfimas de arsénico: uno las traga sin darse cuenta, parecen no surtir efecto alguno, y al cabo de un tiempo se produce el efecto tóxico.

La propaganda no está sólo en la violencia verbal, sino en los mecanismos de la vida cotidiana que utiliza para perpetuarse. Desde hace dos años, el objetivo de una gran parte de la prensa ha consistido en horadar a Jose Mourinho con el objetivo de crear una situación tan tensa e irrespirable, que su continuidad al frente del Real Madrid sea imposible. Lo han hecho con el odio que profesa la impotencia, con la perversión de la mentira y la mediocridad. Se han olvidado de su labor profesional para militar en el insulto personal, se han convertido ellos en la noticia, se han hecho pasar por agraviados y, con la patente de corso que otorgan los traidores, reparten carnets del único madridismo válido con el mismo autoritarismo que movimientos como el 15M se autoproclaman portavoces de la sociedad.

En su momento, la prensa se frotó las manos con la llegada de Mourinho. Un personaje mediático que levanta pasiones por las que se declaran guerras, hasta que se dio cuenta de que ellos tampoco se salvarían de las estrictas normas del portugués. La insolencia del entrenador ponía un espejo en cada rueda de prensa y el público se regocijaba en las miserias de los niños malcriados del periodismo de Madrid. El todavía entrenador del equipo gustaba a la afición y le mostraba una adhesión inquebrantable. Había una fe ciega en él. Pero la prensa se cansó rápido de la actitud del portugués, que es como decir que se cansó de trabajar bajo las nuevas condiciones impuestas y eligió, como suele hacer, trabajar contra ellas. Natalia Pastor, en una reciente entrevista para El Minuto 7, ha declarado que un periodista, durante un cóctel,

empezó a despotricar contra Mourinho porque había prohibido que los periodistas viajaran en el avión de los jugadores y que éstos concedieran entrevistas personalizadas. El periodista dejó claro cuál iba a ser el “modus operandi” ante los presentes en el corrillo: “Si éste… se cree que puede echarnos un pulso, lo lleva claro. Nosotros ponemos y quitamos entrenadores y Mourinho no va a ser una excepción.

No tengo claro que la prensa tenga la suficiente influencia para poner entrenadores, pero que la tiene para quitarlos lo sabe cualquier aficionado al fútbol que haya seguido al Real Madrid dos días seguidos. Por poner un ejemplo reciente, valgan estas portadas de Marca sobre Manuel Pellegrini desde que en el diario se decidió que rodara su cabeza. La primera de estas portadas es de octubre de 2009. La tercera, de mayo de 2010.

Composición de portadas realizadas por El Minuto 7.

Gota a gota de arsénico, la prensa envenena el estómago. En este artículo, llamado ‘La trituradora‘, publicado en enero de 2013 por José Luis Rodríguez-Mera, hay un resumen de algunos artículos que muestran el nivel de odio y miseria desplegado en el ataque contra Mourinho. Ya Del Bosque denunciaba campañas de antimadridismo en la prensa en el año 2000, también lo hizo Jorge Valdano seis años antes. Tras la guerra interna del argentino y Mourinho durante la primera temporada del luso en Chamartín, Valdano fichó por la Cadena SER, perteneciente al Grupo PRISA, como El País y el As, que han sido la punta de lanza del acoso sistematizado contra Mourinho.

Aunque en principio pueda sorprender, no hacen falta argumentos deportivos para defender al luso. Si las críticas de la prensa fueran estrictamente futbolísticas, no se habría montado la campaña. Pero si algo han hecho, ha sido no utilizar argumentos deportivos porque una campaña de difamación precisa de una avalancha de golpes bajos. Con ellos, buscan el repudio social masivo. Esto le puede ocurrir a cualquiera que se ponga en su punto de mira. Por eso, la defensa de Mourinho trasciende lo deportivo.

El enfrentamiento entre Mourinho y Ramos, en enero de 2012

En el diario asturiano La Nueva España recibieron al portugués así: «Arrogante, de derechas, católico y con familia vinculada al dictador Salazar». Su fichaje se hizo oficial al día siguiente. Cuando comenzaron las filtraciones, como el famoso encontronazo con Ramos y Casillas en un entrenamiento que Marca llevó en portada. Se habló entonces de una caza de brujas en el vestuario y la prensa alentó las diferencias, hablando de dos clanes -que no grupos- claramente diferenciados donde los portugueses formaban una piña con Mourinho y éste les favorecía. Por tanto, un jugador del Real Madrid, en contra de las normas establecidas en el club, filtraba información a la prensa que luego ésta utilizaba para atacar a Mourinho en las ruedas de prensa donde, lógicamente, tampoco tenía muchos amigos. ¿Se puede imaginar alguien un paralelismo semejante en el consejo de administración de una gran multinacional española? ¿Dónde acabaría el topo de, por ejemplo, Movistar?

Uno de los encontronazos más sonados con los medios ocurrió durante la rueda de prensa tras el partido frente al Barcelona el 16 de abril de 2011, que acabó con empate a uno. Cuando As y Marca hicieron sus preguntas, Mourinho respondió que, si ellos no eran los directores de los periódicos, no tenía por qué contestar, pues ellos no querían hablar con su segundo entrenador, Aitor Karanka. Respondió así Mourinho al desplante del día anterior, cuando algunos medios de comunicación abandonaron la sala de prensa al comprobar que iba a hablar el segundo del Madrid.

Desde El País, Javier Marías lo ha llamado «chamán de feria», «individuo dictatorial», «malasangre», y que mantiene su poder a través de «un reinado del terror», entre otras cosas. José María Izquierdo, desde las mismas páginas, habla de una especie, ‘los aznaourinhos‘, que «apenas le hacen ascos a la carroña o a la basura». Carlos Boyero, lo llamó «mercenario» y «nazi portugués». El pasado día trece, el periodista y El País han sido condenados a pagar 6000 euros de indemnización a Mourinho. John Carlin, que le ha acusado de inmaduro y adolescente y con la «intolerancia de un dictador militar», asegura que «posiblemente, nadie haya provocado más división -más repulsa o más fanática adhesión- desde tiempos de Franco«. Habla también del seguimiento incondicional de los Ultra-Sur, que son «curiosa casualidad, de corte fascista». Rafael Tabarés califica su dialéctica de «intimidatoria y camorrista» en una  columna llamada ‘Psicóticos, pendencieros y sinvergüenzas‘. Michael Robinson, en una entrevista, aseguró que «es como un francotirador, no quiero llamarle asesino a sueldo, pero un día recibió un sobre marrón con un montón de dinero y fotos de los que tenía que liquidar. Y ha ido cumpliendo».

Desde As, Marca, COPE y otros medios se ha dicho que es un «cáncer para el Madrid», «que ha envilecido todo lo que ha tocado», «deficiente mental«, que «la antropología y la investigación de la conducta de los primates nos aportan información interesante sobre la naturaleza» de personajes como Mourinho. Muchas más barbaridades se pueden leer en el artículo ya mencionado antes, ‘La trituradora’.

En Twitter, no se hacen prisioneros. La descalificación ha sido digna del barrio más bajo de la ciudad más pobre del país más miserable del planeta. Como muestra, este tuit de Diego Torres, periodista de El País. Sobran explicaciones.

Toda campaña de acoso tiene una vertiente en la que se ataca a la familia, a lo más querido del acosado, como en las películas donde amenazan con matar a los niños si no se doblegan. Se entra en lo personal. El Mundo hizo un reportaje vergonzante, coloreado y repleto de imaginación sobre la madre de Mourinho y la vida del entrenador de joven llamado ‘La misteriosa madre que parió a Mourinho‘. En él, se decían cosas como que es una «hija ilegítima que se crió en la mansión de su tío abuelo, un rico empresario» y que no habla con periodistas «por la estricta omertà que ha dictado el propio Mou a toda su familia». Por su parte, As lo grabó en un partido de fútbol del hijo de Mourinho el día de la entrega de los Premios FIFA, donde el portugués estaba nominado a mejor entrenador del año. Por los motivos que fueran, decidió quedarse en Madrid y ver el entrenamiento de su hijo como tantas tardes ha hecho desde que se mudó a la ciudad. En el minuto 1’09 del vídeo, se puede escuchar a un periodista que dice

y encima se ríe porque el hijo puta está forrado. Se está partiendo la polla.

Dos días después de que Messina, ex entrenador de baloncesto del Real Madrid dejara el cargo en marzo de 2011, el diario La Repubbica lo entrevistó y le preguntó que, según los aficionados madridistas, el enemigo no son los periódicos de Barcelona, sino el falso amigo que es el periodista de Madrid. A lo que respondió que

Es absolutamente cierto. El Real está rodeado de una prensa sin dignidad ni restricción en el uso del sarcasmo y la provocación. Siempre busca enturbiar el ambiente. Prefiere al jugador español respecto al extranjero, pone a unos contra otros y manipula las opiniones. (...) Algunos me han confirmado que ciertos personajes han recibido un trato de favor por parte de esa prensa al pasar información confidencial, del vestuario, a determinados periodistas. [Felipe Reyes] dio una entrevista sin sentido que en un gran club no debería haber pasado nunca. Antes de irme le dije a Florentino Pérez que lo que el Madrid necesita es una estructura de mánagers que defiendan y apoyen al entrenador, porque en el Madrid el entrenador debe ser instructor, psicólogo y domador.

Ante actitudes canallas como la vivida, hay tres opciones posibles: sumarse a la horda de insultos, ponerse de perfil o sumarse a la defensa de Mourinho porque defenderlo es defender también al Real Madrid. Cuando Margaret Thatcher sufrió una campaña brutal en su contra al eliminar el vaso gratuito de leche para niños de siete a once años durante su etapa de ministra a principio de los setenta, aprendió una valiosa lección: «he aprendido lo que es pagar el máximo precio político a cambio del mínimo beneficio político». Algo así, en el terreno deportivo, se puede aplicar a Mourinho. Al fin y al cabo, pocos han defendido tanto al Madrid a cambio de tan poco, como escribía ayer Percival Saint en el Almanaque Madridista.

La prensa, una vez más, parece que quita al entrenador en el Madrid. El que llegue, sabrá que hay un jugador concreto al que debe alinear. La prensa acaba de ganar otra batalla, cierto. Pero también ha comenzado a perder la guerra.

En defensa de Mourinho (I)


Mayor Oreja, Savater y Redondo Terreros.
Mayor Oreja, Savater y Redondo Terreros.

Año 2001. El PP vasco y el PSE están más cerca que nunca el uno del otro en su lucha contra el terrorismo con Mayor Oreja y Redondo Terreros a la cabeza. En un acto de la plataforma ‘¡Basta Ya!’ del 24 de abril en la Kursaal, antes de las elecciones del mismo año, hay una imagen que produce urticaria en no pocos socialistas. Aparecen los dos líderes políticos vascos flanqueando a Fernando Savater. Años más tarde, Patxi López calificó la imagen como «nuestra esquela».

Tras los resultados de las elecciones vascas celebradas en mayo, los socialistas mueven fichas de un plan B previamente trazado que cuenta con la aprobación del entonces líder de la oposición, Zapatero, cuyo objetivo consiste en forzar la dimisión de Redondo Terreros. El acoso y derribo lo urde meticulosamente José Blanco. Para ello, juega un papel clave la prensa cercana a los socialistas. El periodista José María Calleja da cuenta de ello en su libro Héroes a su pesar. En la entrevista que hizo Carlos LLamas a Terreros en la Cadena SER denuncia que

el tono interrogatorio con el que golpeó una y otra vez en las cejas del todavía líder socialista vasco, es una expresión acabada de la postura de algunos periodistas madrileños respecto de la posición representada por Redondo Terreros.

El enlace entre los dos partidos era ¡Basta Ya!, pues había trabajado duramente para una estrategia común que desbancara al PNV del poder (que tan sólo tres años antes había llegado a un pacto con ETA) y para que se trazara una estrategia política común contra el terrorismo. Por tender puentes, ¡Basta Ya! también fue objeto de duros ataques. Puede dar cuenta de ello Carlos Martínez Gorriarán, hoy diputado por UPyD y entonces portavoz de la plataforma, que siempre ha denunciado la dura entrevista a la que le sometió Iñaki Gabilondo en comparación con las balsas de aceite preparadas para los líderes del PNV.

En julio, Redondo Terreros asiste a una comida en La Moncloa, invitado por Aznar. Informó antes y después a Zapatero. Le acompañan su padre, histórico líder sindical Nicolás Redondo, y Enrique Múgica, Defensor del Pueblo, socialista. La comida no trasciende a los medios, pero se filtra en noviembre.

El socialista Nicolás Gutiérrez me respondió en una conferencia cómo los mismos que habían sostenido a Redondo Terreros, apoyaron sin problemas el nuevo rumbo del partido con Patxi López. «Se cambiaron de chaqueta sin problemas ante el estupor de unos pocos, que hemos seguido con Nicolás y que, por ello, hemos sido marginados». Años después, el PSE le invitó a irse del partido. Lo que hizo fue irse del País Vasco.

Con ese halo de traición que transmitían los medios cercanos al PSOE, la continuidad de Redondo Terreros era cada vez más complicada. Los medios que antes le habían apoyado, igual que los políticos, trataban de hundirlo. Como todo buitre, se entró en el ámbito doméstico. Se aireó que tenía en su casa a una mujer inmigrante en situación irregular. Resultó ser falso: no era inmigrante, sino natural de Vizcaya y, además, estaba dada de alta en la Seguridad Social. Zapatero no puede decir lo mismo de aquellos años.

Pero lo que acabó con Redondo Terreros fue la invasión de lo personal y lo familiar. Continúa Calleja:

Se empezó a hurgar en las condiciones en las que se había realizado la adopción de la hija de matrimonio Redondo Terreros. No había ni atisbo de irregularidad, la adopción (...) de Susana se había hecho conforme a la ley, pero la elección de ese asunto reflejaba el empleo de métodos cainitas, certificaba la voracidad de sus enemigos tan cercanos y hacía caer en la red grasienta de las explicaciones sobre lo obvio y normal a quien se le ha puesto el foco encima, hasta achicharrarle.

Segunda parte

Pedagogía


image

Y luego dicen que la enseñanza va mal… Yo, sinceramente, jamás he visto a los alumnos aprender tantas cosas:

El mes pasado Beatriz Talegón twiteó el siguiente video, titulado ‘Un corto recortado’. Vayan al minuto 14, donde los alumnos cantan un alegre rap que resume bien los minutos anteriores.

Es éste un documental ameno, ligero y lleno de vida (sobre todo de vida infantil) que, si bien no está maravillosamente interpretado por los profesores que lo protagonizan, al menos no pretende ofender a nadie, según dice, sino hacernos echar unas risas. Niños que se pelean por un único ordenador portátil, clases que se llenan hasta reventar la puerta en jocoso homenaje a los Hermanos Marx, alumnos que comparten varias veces una misma tira de papel higiénico manchada de caca y otras cosas igualmente desternillantes se desarrollan a lo largo de la trama. Sin embargo no todo es humor en él, puesto que se predicen cosas muy serias. Pudiera decirse que se quiere denunciar una verdad tan clara y evidente que resulta imposible que ofenda a nadie; es más, ya era hora de que por enésima vez nos la descubrieran: con tanto recorte la enseñanza pública se va al garete.

Solo que ahora se introduce una importante novedad: esta vez son los propios niños los que inocentemente piden estas cosas al Gobierno (difícilmente puede creerse que se las estén pidiendo a Rubalcaba, aunque a lo mejor lo están haciendo, porque son niños e inocentes). ¡Señores, deberíamos estar todos rasgándonos las vestiduras al permitir que se les haga semejante daño (léase recortes) a los niños de Teruel! Y, efectivamente, es para rasgarse las vestiduras…

Decía don José Lasso de la Vega, que en algunos lugares de la antigua Grecia existió entre los maestros la tradición de raptar a sus discípulos. De la misma manera, un selecto grupo de profesores turolenses parece haber recuperado esta costumbre apoderándose, supongo que con el consentimiento de los padres, de estos pequeños y afortunados discípulos para derramar sobre ellos el conocimiento de lo que todo el mundo sabe que es bueno (la financiación estatal) y aborrece como malo (los recortes). No me cabe duda de que además lo han hecho con el mismo amor y respeto que sentían los antiguos griegos por sus discípulos. Pero desde luego lo que han demostrado amar por encima de todas las cosas es un tipo de verdad, la suya, que parece justificar cualquier método de enseñanza, incluido el adoctrinamiento ideológico utilizando, forzando, abusando, violentando de semejante manera el pensamiento todavía inocente de unos cuantos pequeños… ¡qué digo unos cuantos, de un colegio entero!

Quizás esta comparación pueda parecer un pelín exagerada… En cualquier caso, quisiera aclarar que yo también me encuentro muy lejos de querer ofender a nadie, y menos aún a este grupo de profesores. Es más, estoy seguro de que ellos saben muy bien lo que están haciendo, pues ya son mayorcitos. Quisiera, eso sí, agradecerles que nos hayan ayudado a enterarnos de una verdad tan evidente.

Enhorabuena.

Thatcher la punk


Johnny Rotten, vocalista de los Sex Pistols.
Johnny Rotten, vocalista de los Sex Pistols.

Cuando Pink Floyd estaba a dos cafés de cambiar las drogas por los láser, rondaba por la tienda de Malcom McLaren un flacucho John Rotten de pelo verde, con una camiseta de aquel grupo donde había escrito a mano las palabras «I hate». El Punk nació como un movimiento de descontento social en el que todo valía. El Reino Unido era un país paralizado por las huelgas. Hasta los enterradores tuvieron la suya. Se necesitaba un brusco giro de timón porque nadie era capaz de ver un futuro.

Musicalmente se acababa, de una vez, con el virtuosismo de dos minutos de solo de guitarra, los ocho minutos de canción casi en trance. El punk permitía ir al grano: gritar en poco más de dos minutos lo que a cualquiera le saliera de la gutural, supiese o no cantar, fuera o no capaz de acertar tres acordes seguidos en una guitarra desafinada. El golpe y el empujón eran el recurso estético salvaje, un teatro que el público se tomó demasiado en serio. No había futuro y no creían en un futuro, hasta el rock les había traicionado. El punk presentaba una imagen de ruptura absoluta: ya no había modas, ni en ropa ni peinados y, sin quererlo, crearon su propia estética, algo que cabreó soberanamente a los pioneros pues, de pronto, se vieron engullidos por esa imagen que ellos mismos habían creado… y con la que, por supuesto, no podían estar de acuerdo. El punk había creado esa estética de apocalipsis nuclear tan recurrida en el cine.

Como hoy no hay nada más conservador que las vanguardias, el punk necesitaba ese póster en la pared adolescente donde apuntar sus dardos. Así que cuando llegó al poder una punk como Margaret Thatcher, que en su etapa como secretaria de Estado de Educación y Ciencia en el gobierno conservador de Heath había eliminado el vaso de leche gratuito a los niños de siete a once años -en una medida que le obligó el Tesoro a tomar- y que se ganó, además del odio, el apodo de ‘Margaret Thatcher, milk snatcher’ (la roba leches), encontraron en ella su rostro perfecto sin darse cuenta de que era uno más de ellos.

thatcher-punk-460-300x200Thatcher sabía que el Reino Unido estaba estancado, y compartía el lema punk del «no hay futuro». Así que salió del antro para ponerse a trabajar. Sus mensajes eran claros y directos, unos ganchos punk que ahorraban calificativos. Dos minutos para decirlo todo eran suficiente para no enredarse en la clásica verborrea política. Provocó una recesión para controlar una inflación que campaba a sus anchas por las gráficas, lo que llevó a un considerable aumento del paro. Frenó los últimos coletazos de la dictadura argentina al responder al ataque sobre las Malvinas, una dictadura que habría durado más sin la intervención británica. La rápida victoria en la guerra y la desintegración de la izquierda entre moderados y radicales -que llegaron a las elecciones de 1983 con un manifiesto que fue calificado como ‘La nota de suicidio más larga de la historia’- le otorgaron una nueva victoria política. Mientras el laborismo se buscaba a sí mismo, en 1984 comenzaron las fuertes movilizaciones sindicales del carbón. Lo sindicatos se habían llevado por delante al gobierno de Heath y al posterior laborista de Callahan, y ella no estaba dispuesta a que algo así volviera a suceder. No porque no le pudiera suceder a ella, sino porque no estaba dispuesta a que su país cayera, de nuevo, en aquel agujero punk de queja y anarquía. Las minas, aquellos años, se llevaban mil millones de libras en subvenciones y era un sector deficitario en casi todas las cuencas. La voluntad de transformar la economía pasaba por cerrar las que daban pérdidas -casi todas- y privatizar las demás, y eso significaba una guerra abierta. Una guerra de desgaste que perdieron poco a poco los sindicatos hasta quedar solos y debilitados y su líder, Arthur Scargill, con su prestigio por los suelos.

Llevó a cabo una oleada de privatizaciones, lo que permitió no subir demasiado los impuestos cuando fue necesario -incluso algunos los bajó- y creó sectores en los que ahora son competencia puntera, como BP, British Airways o British Telecom. La desregularización permitió a Londres convertirse en el centro financiero de Europa. Su alianza con Reagan y Juan Pablo II ayudaron, por fin, a liberar a Europa del Este del totalitarismo comunista. Hay que ser muy valiente para hundir un país en una recesión a corto plazo cuando, ese mismo corto plazo es el que manda sobre los votos. Y hay que tener muy claras las cosas cuando se decide que con terroristas no se negocia aunque mueran diez en la cárcel fruto de una huelga de hambre.

Margaret Thatcher era una admiradora de la escuela austriaca de economía y de Hayek, otro punk de su época. Por eso, Thatcher era capaz lanzar discursos como éstos, tan impropios de políticos:

Uno de los grandes debates de nuestra época es cuánto de su dinero debería gastar el Estado y cuánto debería quedarse usted para gastarlo en su familia. Si el Estado desea gastar más, sólo puede hacerlo pidiéndole más de sus ahorros o aumentando los impuestos. Y no es una buena idea pensar que otro pagará, porque ese otro, es usted.

El legado de Thatcher no está en los detalles. Está en la transformación definitiva de la industria del país y su liberalización de la economía. Sus políticas no hicieron ningún milagro. Se llevaron a cabo con mucho sudor y mucho trabajo. Gracias a ese esfuerzo colectivo, el país resulta hoy competitivo. Su legado no es lo que hizo, sino lo que llegó después, con un laborismo renovado personificado en Blair. Ella bromeaba al respecto, en parte, cuando afirmaba que ese era el mayor de sus logros. Y eso no se lo perdonaron nunca esos punks, aglutinados en los ochenta con el pop y el rock de Morrisey y Elvis Costello, todos con el mismo póster, con sus mismos dardos, y en la misma habitación con su misma pared setentera y adolescente desde donde le deseaban la muerte. Y es que Thatcher fue mucho más punk que ellos.

Escrache


Últimamente se habla mucho del escrache. Hace unos días Carles Francino, director de La Ventana de la Cadena SERlo definió como una

forma de protesta que nació en Argentina para perseguir a represores de la dictadura cuando la justicia no podía actuar contra ellos.
Captura de pantalla 2013-03-25 a la(s) 18.52.23
Una de las definiciones de la RAE es un poco menos pacífica.

A continuación, Francino se hace la siguiente pregunta:

¿Hay diferencia entre escrachar a un represor de una dictadura o hacerlo, por ejemplo, con un diputado, que es lo que está ocurriendo estos días en España?

La pregunta roza una retórica insultante. Ciertamente, hoy, Rosa Díez ha respondido muy bien en El Mundo no sólo a él, sino a otros medios de comunicación que sacan a diario sus cámaras a la calle no para buscar noticias, sino para tomarla. Francino, después de dar paso a un corte de audio donde miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) acudieron al domicilio de Ruiz-Gallardón y en el que se escuchan cánticos como

¡Alerta, alerta, alerta a los vecinos, en este barrio, vive un asesino!

asegura y deja claro, quiere dejar claro, que no se ha utilizado en ningún momento la violencia. Me voy a tirar al barro: Si consideramos violencia de género -es decir, violencia- que un hombre grite o acose a una mujer, ¿por qué no son son violencia esos gritos? Estoy seguro de que para Francino, gritar y acosar sin tocar a una mujer es violencia. ¿Por qué no lo es si se hace con un diputado? Voy más lejos y me coloco frente a la barrera moral de Francino: ¿En qué momento una diputada deja de ser mujer?

Resulta curioso que añada, más adelante, que «está por ver que se aporreara la puerta del domicilio de González Pons«, otra vícitma del escrache. ¿Aporrear una puerta es más violento que gritar asesino? Parece claro que Francino traza la línea de la violencia en el contacto físico, sea persona u objeto, según le convenga. Que vayan a la puerta de su casa un par de días, a ver si cambia de idea. ¡Qué languidez!

A continuación, entrevista a Ada Colau, portavoz de la PAH, quien asegura que enviaron cartas a diputados y a miembros del gobierno y que ninguno se molestó en responder ni en acudir a ninguna de las reuniones de la asociación. Asegura que lo han intentado todo por las buenas. UPyD decidió hacer públicas esas cartas por las graves amenazas que contenían. En ellas, después de plantear la situación y de pedir el voto para la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) que la PAH había presentado en el Congreso, se puede leer que si el voto no era favorable, la PAH entendería que

su partido renuncia a escuchar la voluntad de una incontestable mayoría. En este caso, no tendremos otra opción que señalar públicamente a los diputados de su grupo parlamentario como responsables directos del sufrimiento y el dolor de miles de familias de este país.

Aunque la ILP fue admitida a trámite, es evidente que la PAH ha seguido con su agenda pues, como ya indicó la propia Colau el mismo día que se admitió, no quieren que se pervierta su propuesta. Así, daba igual lo que decidieran los diputados porque la decisión de ir a por ellos ya estaba tomada. Pero no todos en la PAH están de acuerdo. Asier Martiarena, recoge las declaraciones de E.C, uno de sus miembros, que asegura que «una cosa es protestar y otra intimidar».

Más adelante, en la entrevista con Francino, Colau define su escrache:

vidas-en-juegoLa campaña de escrache que estamos haciendo no tiene ningún componente ni de violencia, ni de coacción, ni de nada parecido. Lo único que se hace es ir allí donde puedan estar los diputados. Es decir, si no han querido venir a conocer la realidad, lo que dice la ciudadanía es 'llevaremos la realidad allí donde estén ustedes, señorías. Ya sea en la calle, en el trabajo, en actos públicos, o en sus barrios. Lo que hacemos es que los afectados escriben sus casos en postales y se dejan en buzones o debajo de la puerta. Y ya está.

Qué arrogancia ciudadana, la suya. Que me explique Colau, si es tan amable, el siguiente vídeo.

Livin’ la vida en catalán


Sandro RosellGamper vino de fuera de Cataluña, era suizo, fundó el club y, cuando vino, se llamaba Hans Gamper. Cualquiera de vosotros, si sois nacidos en Cataluña perfecto, y si no lo sois también, queremos que seáis como Gamper, que llegó, se integró en el país, habló catalán e hizo que fuera la lengua oficial del club. […] Que vosotros lo habléis, lo entendáis y que seáis del Barça en Cataluña en catalán es exactamente lo que se debe hacer. […] Porque será la gran demostración de que sentís el club, de que sois del Barça, estáis en Barcelona, vivís en Cataluña y compartís los valores que todos los catalanes queremos tener, que es vivir juntos con toda la gente que viene del norte y del sur. […] Vengáis de donde vengáis, del norte o del sur, integrémonos todos y hagamos una gran familia, la familia culé y la barcelonista. […] Quiero reiteraros que penséis que nuestra lengua oficial es el catalán y, por lo tanto, es muy importante que compartáis la lengua del club con todos los niños que convivís en este país.

Las anteriores declaraciones no son de un político culé, sino de un seguidor, parece que aficionado a político, del Barça. Concretamente, de su seguidor y presidente Sandro Rosell. Las pronunció ante un grupo de niños durante un acto de la Fundación del Club en el barrio de El Carmelo, con alto porcentaje de inmigración. Lo único decente que un presidente de fútbol puede decir ante un grupo de niños, es algo parecido a esto:

Nos gustaría que jugaseis al fútbol, muy bien al fútbol, que os esforzaseis tanto en los estudios como con el balón. Y que yo pueda presumir, orgulloso, de que un día di una charla inspiradora al nuevo Messi.

Poco más. La diferencia entre la cita original y la que nunca pronunció son evidentes. Por eso las palabras de Rosell son graves. No tanto porque reparta carnets de buen catalán dependiendo del club del que uno sea seguidor, sino porque son palabras políticas dirigidas a niños que todavía hoy no se han enterado de que estaban en un mitin. Pero que han pillado el mensaje de la doctrina social nacionalista. El gran éxito del nacionalismo es haber logrado implicar a toda la sociedad, independientemente de la ideología, en la defensa de un idioma como icono de una cultura en permanente peligro de extinción.

Sin duda es bueno, y muy probablemente necesario, que aprendan catalán. Pero su discurso debería ser un insulto a la inteligencia, por eso no le concedo el determinismo de sus palabras. Su generalización excluye a los que también son catalanes y no piensan como él. Estos últimos, en contra de lo que dice la propaganda nacionalista, no promueven el castellano por encima del catalán, sino que fomentan el bilingüismo, que es el estado natural de la calle.

Su discurso está incluido en el continente integrador habitual, que consiste en aceptar a todos los que llegan. Pero hay condiciones. El problema real es que esos niños del sur no son necesariamente marroquíes, y esos del norte no tienen que ser franceses. Basta con que uno sea manchego y otro aragonés: se les aceptará si hablan catalán. En su propio país, que es España, no Cataluña, al menos mientras escribo esto.

La coartada cultural del nacionalismo está en el idioma, un idioma en peligro -según ellos- por el peso del castellano en la sociedad catalana. Por eso, Rosell y los políticos nacionalistas utilizan eso de «vivir en catalán». Esto quiere decir que, según parece, un ciudadano catalán tiene el misterioso derecho a que todo lo que le rodee esté en catalán: letreros, publicidad, menús de restaurantes, libros, prensa… Tiene derecho a una arcadia feliz catalana donde el castellano sea solamente accesorio, nunca obligatorio. Por eso, también, tiene derecho a que se le atienda en catalán en las administraciones y en los comercios privados. Y por eso, finalmente, los niños tienen derecho a que se les instruya en catalán. Aunque el Tribunal Supremo -que no sabe de qué va la vida- dicte lo contrario. Así, defendiendo este derecho alucinógeno, no dan opción a los padres para elegir el idioma vehicular de la educación de sus hijos. Por eso, Artur Mas tuvo la desfachatez de afirmar, en una entrevista concedida a El Mundo en 2006, que los que quieran

que monten un colegio privado en castellano para el que lo quiera pagar, igual que se montó uno en japonés en su momento.

Todo lo anterior viene a cuento porque el Barcelona acaba de firmar un acuerdo con la Plataforma per la Llengua para fomentar el uso exclusivo del catalán en el equipo y, para ello, han editado una guía. La guía, muy completa, orienta sobre cómo lograr que los niños se expresen en catalán exclusivamente. En ella, tenemos ejemplos para apiadarse de las criaturas y se insta a no cambiar al castellano aunque el chaval hable su perfecto andaluz y el entrenador, su gracioso acento gallego. Y es que cambiar de lengua

supone discriminarlos, porque les restamos posibilidades de aumentar el conocimiento de una lengua -la catalana- que les será útil y necesaria para desarrollarse en total libertad en nuestra sociedad. Por lo tanto, el objetivo de esta guía es ayudar en cambiar estos hábitos lingüísticos, mudarlos por otros que nos permitirán llevar a cabo una gestión lingüística mucho más responsable y solidaria.

Hay muchos más ejemplos. Por supuesto, aprovechan para incluir a las familias ya que, aunque son actores indirectos,

son una parte fundamental para que se consigan los resultados que nos hemos propuesto, para que nuestras propuestas de transformación no se acaben en nuestro ámbito de trabajo.

El cierre magistral a la guía lo aporta María Purificación Pinto Fernández, miembro de la ejecutiva de la Plataforma per la Llengua, donde asegura, en un párrafo, que

adoptar una lengua es siempre un acto voluntario y enriquecedor

para añadir casi al final que

lo que nos permitirá formar parte del mismo equipo será una identidad común, compartida y expresada en la lengua histórica del país, que es la lengua catalana.

Yo les diría lo que Carles Puyol, sí, ese que es capitán del Barça, manifestó públicamente cuando Joan Laporta intentó incluir en los contratos de los jugadores la obligación de hablar catalán: «un futbolista, lo que tiene que hacer, es jugar al fútbol».

Política de sensaciones


1362751714_extras_portada_2
Beatriz Talegón saltó a la fama por un vídeo en el que criticaba a los altos cargos socialistas europeos.

En la Última de El Mundo del pasado día 16, Rafael J. Álvarez entrevistó a la socialista Beatriz Talegón. Ante la siguiente pregunta:

– ¿Qué hambre han conocido sus tripas para que le rujan tanto?
– Mis tripas han conocido el hambre viajando. Bolivia, Cuba, Uganda, Palestina… Eso lo he vivido y llorado (…).

no pude evitar pensar en la periodista Samanta Villar y lo que Manuel Jabois llamó periodismo de sensaciones, resumido en la máxima del programa que ella presentaba, 21 días: «no es lo mismo vivirlo que contarlo». Como bien señaló el periodista, es una mentira insultante. Insultante porque Samanta y su sustituta desde finales de 2010, Adela Úcar, pretenden ponerse en la piel de otra persona a tiempo parcial y ser anoréxica, gitana, porrera, ciega, jugadora de póker, minera, sadomaso, cazadora, desahuciada, vivirlo y contarlo. Suena obsceno que te desahucien si vas a dormir el día 22 en tu casa. Jabois, y yo, y toda España quedamos especialmente decepcionados cuando Samanta anunció que iba a hacer porno y, en su último día, en vez de bajarse las bragas, se puso detrás de la cámara y rodó una escena.

Un par de meses antes que Jabois, Arcadi Espada sugirió a la periodista que fuera puta durante 21 días:

Si la reportera Samanta se dedicara durante 21 días a recibir en su alcoba a hombres o mujeres, con los que tuviera fricción sexual y luego cobrara por ello, ya no sería una reportera disfrazada de puta, sino una puta que cuenta su experiencia. Es decir, Samanta habría cruzado la fina línea que separa el hecho del simulacro, y además se habría puesto a sentir en serio.

Esa es la sensación que me ha dejado la respuesta de la socialista: Talegón es un simulacro. Es la política de sensaciones, es un postureo de respuestas amables, es sentir en tercera persona y llorarlo en primera. Porque Talegón no puede haber sentido el hambre de una mujer en Uganda, no digamos en Cuba: su respuesta es tan sensible como infantil. Es, en resumen, la flacidez del pensamiento vacío, comprometido con palabras embaucadoras sin el respaldo de las intenciones. Unas palabras, además, que gozan de la licencia que ella les da: Es zapaterismo en esencia pura.