Como catalanes en Kosovo


Tanto Romeva como Artur Mas han insistido en diferentes ocasiones en que la Unión Europea no puede expulsar a siete millones y medio de sus ciudadanos de las instituciones. Por eso, dicen, Cataluña formaría parte de la Unión en una supuesta independencia. Se colocan como víctimas y juegan, como de costumbre, con el lenguaje. Pero no haría falta echar a nadie. Los catalanes, tanto en cuanto tienen nacionalidad española, seguirían siendo ciudadanos de la UE, pero Cataluña, como Estado, tendría que solicitar su ingreso. Y ahí es donde radica el problema: Un Estado no es tal sin capacidad de externalizar su poder, es decir, sin reconocimiento internacional. Y de nada serviría a Cataluña que lo reconociese Kosovo. Un gobierno catalán que rompiera la legalidad, el Estado de Derecho de una democracia, no puede pretender que otras democracias lo traten como a un igual.

Cuando en un Estado de dudosa calidad democrática se produce un golpe de Estado, la comunidad internacional suele condenarlo sin ambages. ¿Piensan los políticos catalanes que pueden saltarse la ley de una democracia y que no ocurra lo mismo? ¿Realmente aspiran legítimamente a que las instituciones a las que quiere pertenecer le abran las puertas de una negociación? ¿Creen, de verdad, que el Gobierno se va a sentar a negociar la fractura de su propio territorio? ¿Cree Artur Mas que logrará siquiera que le abra la puerta cualquier embajada de cualquier país democrático serio, o las ventanas de cualquier institución internacional a la que aspire pertenecer? Serían como catalanes en Kosovo, pero sin apoyo occidental. O sea, peor.

Unicornios sobre Barcelona


100_cosas_sobre_barcelona_que_deberias_saber_769444238_650x

El arco parlamentario catalán está sembrado de nacionalismo. Pocos partidos se salvan. Por eso, no es de extrañar que Raül Romeva, ex diputado de Iniciativa per Catalunya, haya dejado su partido porque éste no apoya el proceso secesionista comenzado hace algunos años por Artur Mas, y se haya unido como número uno a la lista unitaria de Convergencia y ERC, con la que pretenden hacer un plebiscito en forma de elecciones autonómicas sobre el asunto catalán.

El 22 de octubre de 2012, el señor Romea se despertó y vio, sobre el cielo barcelonés, unos cazas militares. No eran chinos ni norcoreanos, sino españoles, y eso es precisamente lo que le alarmó. Firmó entonces una carta dirigida a la vicepresidenta y comisaria de Justicia, Derechos Fundamentales y Ciudadanía de la Comisión Europea, Viviane Reding, en la cual se señalaba que dos militares y un político habían hablado de la posible invocación del artículo 8 de la Constitución Española para defender sus fronteras e integridad territorial. Invitaban a la comisaria a estudiar la posibilidad de suspender el derecho de voto de España ante el posible peligro de una intervención militar. Romeva unió los puntos que, como a los niños, es lo que se le da bien: declaraciones, cazas, coacción militar a Cataluña.

Preguntado Carlos Herrera, dos días después, afirmó que

es inadmisible que [el referéndum] se plantee en términos militares como algunos están haciendo. Por lo tanto, en un marco democrático como es el europeo, la UE tiene que mandar un mensaje claro que frene cualquier tipo de incitación a ese tipo de actuaciones de tipo militar. Hay recursos para hacerlo por la vía política, por lo que estas amenazas están fuera de lugar.

El resto de la entrevista no tiene desperdicio. El nacionalismo vive en un estado alerta paranoica permanente. Donde hay maniobras del ejército del aire, el señor Romeva interpreta amenazas militares. Pide respeto, pero lo pone difícil. Es complicado respetar a quien defiende con seriedad el vuelo de unicornios sobre la catedral de Barcelona.

Y es complicado tomarlo en serio cuando ese mismo año, en enero de 2012, elevó una pregunta, junto al eurodiputado Ramón Tremosa (CiU) (quién también firmó la carta sobre los militares), a la Comisión Europea de importante calado político a propósito de un pisotón de Pepe a Messi en el partido de ida de la Copa del Rey:

¿Cree la CE que estos hechos tan graves, vistos por millones de personas, incluidos niños, deben quedar impunes? ¿Está satisfecha la CE al saber que ningún comité de competición no se está ocupando de este episodio de violencia en el deporte?

Sostenían que

si Pepe se queda sin sanción, su pisotón a Messi será percibido como una acción neutra para la sociedad.

Este es el nivel del number one de la lista unitaria plebiscitaria. La CE no llegó a contestar porque dos semanas después retiraron la pregunta. Casualmente, justo el día después de que se clasificara el Barcelona. No me pondré paranoico, no vaya a ser.