El tasador de sueños


Lágrimas en la cocina recogen el último desayuno. El gas se ahoga y se apagan las luces. Las maletas están en la puerta. Solo han quedado fuera los abrigos, calefacción de los últimos días. Los muebles se quedan allí donde los colocaron hace siete años con la ilusión estrenada de su nuevo viaje. Ahora, no tienen dónde encajarlos. El paro les ha arrasado la vida.

Llegaron a su casa en 2005. Solían bromear con que era del banco. Nunca pensaron que sus bromas serían sus pesadillas del futuro. Los dos tenían trabajo, así que poco después, se casaron. Luego, vinieron los niños. Los ahorros se escaparon en los veranos de Mallorca y esos días que se cogían en Semana Santa. En los regalos de navidad. En los restaurantes de fin de semana. En el BMW. Así, engordaban sus sueños, crecían sus hijos y alimentaban su vida.

Pero llegó la crisis con los despidos, casi simultáneos. Tardaron en encajar su nueva realidad. Esperaban encontrar un trabajo en el yermo laboral. Poco a poco, vendieron el coche, se privaron de viajes y se terminaron los restaurantes. Cambiaron de supermercado. Ella encontró un trabajo. Mal pagado, pero ayudaba. Para entonces, los intereses casi quiebran la pareja. Cuando él dejó de percibir el paro, no pudieron pagar la hipoteca.

Hoy cierran la puerta por última vez. En 2005 entraron en la sucursal para solicitar una hipoteca. Les tasaron la casa, el coche y las vacaciones. Les tasaron la boda. No abrieron los ojos. Y les tasaron los sueños.

Se veía venir


Reorganizando imágenes en nuestros ordenadores, descubrimos unos brutos de un documental fallido. Era el año 2007, Olga Latorre y Juan Zarza buscaban en los habitantes de este pequeño pueblo, opiniones sobre la vida de Avelino Hernández (escritor de Valdegeña). La conversación con estas dos personas fue una maravilla y escucharlo ahora, 5 años más tarde, una pasada.

Así se presenta este breve vídeo de dos ancianos. Como dice la introducción, se grabó en 2007. Entonces, la culpa era de los nuevos ricos, de los que gastan más de lo que tienen, de los que asumen deudas que no podrán pagar. La crisis ha emborronado responsabilidades. La culpa se ha transferido del individuo a los banco y a los políticos, fácilmente identificables, diana de cualquier discurso que diluya responsabilidades ajenas.

El vídeo no explica la crisis financiera ni la posterior crisis de deuda, hija maldita de la primera. Pero sí explica por qué muchas familias viven el drama que viven hoy.