Alfon, sé fuerte


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Este tuit, horneado en el partido de gobierno de Madrid:

Y este otro, de Pablo Iglesias, dos días antes:

1429211402_594388_1429211635_album_normalCuando llegan a casa y creen que nadie les ve, relajan sus esfínteres socialdemócratas y se tiran un pedo en el sofá. Al líder de Podemos le gusta el recurso de la demagogia y decir que los que roban están imputados mientras que a ‘Alfon‘ lo condenan. ¡Qué injusticia! Cambia el sujeto, cambia el predicado, pero el mensaje siempre es el mismo: el sistema protege a los poderosos mientras se ceba con el débil. Por eso, no hace falta una sentencia: ‘Alfon es inocente’. Además de que miente -hay numerosos procesos abiertos por corrupción que han cebado sus mítines- nada tiene que ver una cosa con la otra. ‘Alfon’ ha sido declarado culpable por dos tribunales de justicia a cuatro años de prisión por tenencia de explosivos. Y a este tipo, aspirante a gobernar el país, le parece injusto. Para las hordas de Podemos, las fuerzas del orden son siempre fascistas cuando se trata de imponer la Ley.

Respecto al tuit del partido que gobierna la capital, sólo se me ocurren martirios parecidos de Batasuna y sus pistoleros. Ahora Madrid se suma a los defensores del delincuente ‘Alfon’, protesta por su encarcelamiento y agradece que haya algunos que defienden «nuestros derechos». Los nuestros, los de todos. ¿Cuáles exactamente? Porque la ‘Plataforma por la Libertad de Alfon’ defiende, exclusivamente, lo que dice: la libertad de ‘Alfon’, pues considera que ha sido víctima de un montaje policial. Sin embargo, si se molestan en leer la sentencia, tan bien masticada por Tsevan Rabtan, comprobarán que no hay asidero alguno al que agarrarse para defenderlo.

Esto no son tuits de hace cuatro años. No es una imputación por asaltar pacíficamente la capilla de la Complutense al grito de arderéis como en el 36. No son amenazas de un niñato crecidito contra la vida de Gallardón. Es un delincuente condenado en firme por llevar explosivos con metralla. Y Pablo Iglesias y el partido que gobierna Madrid están con él.

Ayuntamientos ciudadanos


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Dice Carmena, la nueva alcaldesa de Madrid, que por fin, que ya estamos todos. Que ya somos todos alcaldes y alcaldesas. Con afirmaciones como ésta, uno se pregunta cómo fueron elegidos los anteriores regidores, si antes se nombraban a dedo o, más aún, si hasta hace dos días nos gobernaban extraterrestres.

Para esta izquierda, la democracia sólo existe si ellos están en el poder porque ellos se arrogan el pueblo, porque ellos son la gente. La aplastante lógica que expulsa al que piensa diferente. Esta izquierda barniza su discurso con justicia social e igualdad. Con bonitas palabras nunca se necesitan propuestas. Parece que Ahora Madrid y similares traen soluciones con su simple existencia, el buenismo de las intenciones. Los ayuntamientos son ahora de la gente, y se presume un descenso de manifestaciones, pues no van a protestar contra ellos mismos, dueños de la calle y, ahora, de las instituciones. La policía llevará, por fin, rosas y libros. Todo irá mejor aunque no sea verdad: que la realidad no estropee una sensación flowerpower. Paz social.

Esta izquierda asamblearia dice ahora que llega el cambio aunque hayan necesitado a la mitad de esa casta PPSOE que, hasta hace pocos meses, «eran la misma mierda». Entran en los ayuntamientos para devolvérnoslos. El número ocho del llavero de Madrid es Pablo Soto, que como ciudadano decía cosas como ésta:

Me temo que si el demócrata Pablo perteneciera a otro partido, los que son sus compañeros no ahorrarían en epítetos y el ruido desembocaría en una vida política tan breve que es muy posible que no llegara a recoger su acta de concejal. Y me pregunto, de paso, de qué palo mayor colgarían al ciudadano Gallardón si se refiriese en términos parecidos al político Soto.

Muchachos de esta izquierda han sido elegidos de la misma manera que lo han sido antes otros concejales. Más aún, y sorpréndanse: en las mismas elecciones hay autonomías y municipios donde gobernará la derecha. Ahora que están dentro, veremos cómo compatibilizan la victoria de Carmena con la legitimidad de Cifuentes.